miércoles, 29 de junio de 2011

¡Capítulo dieciséis!

  Hooooola :D   !!!!
  Antes que hacer o decir cualquier cosa quiero decirles muuuuuuuchas gracias a las más de cien personas que siguen este blog, la verdad es que NUNCA llegamos a imaginar que tanta gente nos seguiría ¡Y solo han pasado 3 meses de que comenzamos a publicar capítulos! ^ ^ Es increible, gracias por todo su apoyo :)


L
         Bowling

a mañana del miércoles Diana se encontraba agotada, tenía la vaga impresión de que cada día dormía peor y que cada vez sus sueños eran más inquietantes, pero los olvidaba tan pronto como abría los ojos. Cuando el autobús llegó, bajó las escaleras arrastrando los pies.
  –Buenos días –le saludó una voz chillona al subir al transporte escolar.   Diana vio al hombre que estaba sentado en el asiento del chofer y tardó unos segundo en reconocerlo, era el mismo chofer que Alex había contratado para que los llevara al baile de las hojas.
  –Hola –saludó, no entendía por qué le sorprendía tanto verlo ahí, aunque tuvo la sensación de que se debía al hecho que sacaba a flote un  montón de recuerdos poco gratos del día del baile. 
  El hombre le sonrió bajo su gran bigote y Diana fue a sentarse nuevamente al fondo, para su desgracia justo unos minutos después el autobús se detuvo y pudo observar como Alex subía –Hola Raúl –le escuchó decir con voz apagada, ella miró al piso que se agitó cuando el motor se puso en marcha. 
  Cuando por fin se atrevió a echar un vistazo, Alex la estaba observando con la misma expresión que había visto cuando paseaba con Sam. 
  Diana se estremeció y le sostuvo la vista, sin atreverse a hacer nada, se sentía como inmovilizada por la potencia de los ojos verdes de Alex, estos mostraban tanta tristeza que la hacía sentirse identificada con ellos.
  Le habría gustado tanto poder decirle algo, aunque fuera algo inútil, solo para que le respondiera, daría cualquier cosa por volver a oírlo dirigiéndose a ella.
  Haciendo un gran esfuerzo giró la cabeza hacia la ventanilla, sentía un nudo en la garganta, no se atrevió a despegar la mirada del vidrio hasta que llegaron a la escuela donde se bajó rápidamente.

  –Enserio Moni, no creo que puedas estar enamorada de alguien que es prácticamente un desconocido para ti –dijo David con una voz que trataba de contener la forma irracional en la que se sentía en ese momento, pero ya no podía continuar reteniendo sus sentimientos, estaba seguro que explotaría en cualquier momento si continuaba reprimiéndolos. 
  –¡No es un desconocido! –exclamó Mónica casi gritando, ya estaba harta de que David la contradijera.
  Brian los observaba horrorizado sin dejar de murmurar frases tranquilizadoras a las que nadie se molestaba en prestarles atención.
  –Incluso podría decirse que somos amigos –añadió ella sabiendo que solo habían hablado un par de veces, pero no soportaba que el fondo él tuviera razón, eso sólo lo hacía más humillante para ella y avivaba sus impulsos por tratar a David de una mala forma. 
  –Moni, no te alteres –dijo Brian alzando la voz para hacerse oír sobre los chillidos de Mónica, pero ella hacía oídos sordos, lo ignoraría de igual forma, tanto como si susurrara o gritara, lo único que tenía en mente era ganar la discusión.
  –¡Eso no es verdad! –exclamó David ante la mentira de su amiga.
  –¡¡Cállate!! –Gritó ésta lo más fuerte que podía su garganta.
  –¡¡Él con suerte te había hablado una vez!!.
  –El problema es que tú no me entiendes, tú nunca has entendido David y nunca lo harás.
  –Cálmate –susurró Brian.
  –¡El problema es que te quiero, y eres tú la única que no puede entenderlo! –gritó David sin pensarlo dos veces, apenas lo dijo sintió que algo se aligeraba dentro del él, pero eso no disminuía su enojo en ese momento.
  Algunas personas que pasaban por su lado, se voltearon para mirarlos. Mónica se calló de golpe y retrocedió un paso involuntariamente. Se sintió perturbada, ya que ella no sentía nada por David, a la vez se sentía halagada porque absolutamente nadie en toda su vida le había dicho algo así, aunque fuera gritándole de esa manera, y por último sintió algo que no recordaba haber sentido jamás hasta ahora “Lástima por alguien”. 
  –David… yo… –musitó ella pero no se le ocurría nada para decir. Un chico robusto que se había quedado observándolos soltó una risa burlona.  
  Brian, que tenía la boca algo entreabierta, lo miró enojado y comenzó a alejar a la gente de allí.
  –No me digas nada –dijo David-. No tiene caso. 
  Luego dio media vuelta y se alejó caminando cabizbajo. Mónica se quedó petrificada sin saber cómo reaccionar, miró a su alrededor, pero incluso Brian se había marchado, tal vez queriendo ayudar en algo.
 De un momento a otro echó a correr sin detenerse hasta llegar a los lavabos, ahí se encerró en un cubículo por el resto del día, no se sentía con el valor para salir nunca más de allí y mirar a la cara a David o a cualquier otra persona. Dudaba que antes en su vida se hubiera sentido de esa manera tan patética. Lo peor y lo que no se podía sacar de la cabeza era que lo había arruinado todo con las únicas personas que habían tenido la voluntad y la capacidad para soportarla.


                                               
  Al día siguiente Diana subió al autobús y saludó a Raúl pero no se volvió a topar con Alex, al menos no hasta la clase de Matemáticas, que era la única que compartían.
  Él se sentaba a unos asientos de distancia y solo una corrida de pupitres detrás de ella. 
  Hacía todos los esfuerzos posibles por no mirarlo porque sabía que él la observaba. Podía sentir sus ojos clavados en su nuca con una potencia increíble, ella, en cambio no quitaba la vista del pizarrón a pesar de que allí no había escrito absolutamente nada, el nuevo profesor, el señor Víctor Markt, un hombre alto, pálido y de pelo oscuro, casi negro, había empezado a trabajar ahí hoy, en remplazo de la anciana que les hacía clases los años anteriores y que ahora se había jubilado. Pero éste se limitaba a sentarse y observar por la ventana con aire distraído sin pasar nada de materia. Los alumnos animados por esta situación, conversaban y reían ruidosamente.
  Diana intentó pensar en algo, en el ridículo atuendo que llevaba el profesor, parecía del siglo pasado, definitivamente era un tipo muy extraño.  En ese momento Alex pasó por su lado, lo suficiente como para que fuera capaz de percibir su aroma, a Diana ya no le parecía un aroma extraño o amenazador, como en el día que lo conoció, ahora le parecía lo más agradable del mundo.
  Él se acercó al señor Markt, intercambiaron unas pocas palabras sin importancias, luego Alex dio media vuelta y ella ocultó su rostro mirando su cuaderno rápidamente. Él salió de la sala y Diana se puso a garabatear distraídamente en una hoja en blanco hasta que la clase acabó. 
  A la hora de salida Sam esperaba a Diana con su coche frente a la escuela y la puerta del copiloto abierta, ella se subió de un salto en el mini Cooper de color negro.
Para ese día habían arreglado salir a jugar bolos, una idea bastante original por parte de Sam, Diana tenía que admitir que a ella nunca se le hubiera ocurrido.
  Llegaron al bowling y Sam estacionó el automóvil.
  –¿Has jugado alguna vez? –preguntó él entrando al lugar.
  –La verdad no –confesó Diana–. Al menos de que cuentes los juegos de la Wii. 
  Recordó la vez que había jugado con Mike y lo malísima que había sido, aún recordaba las burlas que su hermano le hizo por al menos dos semanas.
  –Claro que eso no cuenta –dijo Sam y luego rió con alegría–. Esto es mucho más difícil.
 –Entonces creo que no voy a ser muy buena. 
  –No tienes que preocuparte –la tranquilizo él mientras observaba a los demás jugadores, había uno que acababa de derribar todos los pinos de solo una vez y  sus compañeros celebraban saltando a su alrededor–. Yo voy a ayudarte. 
  Sam la tomó de la mano y la guió hasta el lugar de los zapatos.
  Reemplazó sus pequeñas zapatillas por esos ridículos zapatos de bolos.
  –Te ves graciosa –comentó Sam con una sonrisa. 
  –¿Gracias? –dijo ella levantando una ceja.
  –Es una broma –le dijo poniendo los ojos en blanco, pero sin abandonar su sonrisa.
  Diana bufó pensando que se había convertido en una persona demasiado aburrida que ni siquiera reconocía una broma, Sam de verdad debía tener paciencia como para soportarla.
  –Las damas primero –dijo cuando llegaron frente a la pista de bolos.   
  –Pero no sé nada –se quejó Diana a pesar de ser un vampiro, tenía que admitir que tenía una pésima puntería y eso era realmente una vergüenza para ella.
  –Ya dije que yo te iba a ayudar –le recordó Sam.
  Diana tomó una bola con facilidad y Sam añadió –Pero inténtalo una vez tu sola primero.
  Lo fulminó con la mirada ¿Por qué sentía que Sam hacía eso solo para reírse de su patético intento?. Se volteó, observó los pinos fijamente imaginando con una sonrisa que tenían la cabeza de Mónica, lanzó la bola, pero cuando ésta llevaba menos de dos metros avanzando, se cayó por la orilla.
  –Bueno, es un primer intento –le dijo Sam mientras le daba unas palmaditas en el hombro a la chica que, con decepción, miraba los pinos intactos que parecían burlarse de ella.
  Tomó otra bola, lista para intentarlo de nuevo. 
  Sam le acercó y se colocó a su lado.
  –Tiene que ser en esa dirección –explicó él mientras con su brazo señalaba una línea imaginaria que se ubicaba a unos centímetros desviada del centro de los pinos.
 Diana lanzó nuevamente, pero esta vez la bola rodo y derribó un par de pinos de la izquierda.
  –¡Sí! –exclamó Diana sonriente, a pesar de derribar solo dos, sintió una felicidad que ya casi no recordaba.
  Aún con la sonrisa dibujada en su rostro miró a su amigo que se reía de su excesiva felicidad.
  Jugaron durante unas horas y Sam le ganó a Diana, obviamente, pero ésta logró derribar hasta tres pinos de una sola vez, y para ella eso era un logró considerable. Luego él le sugirió que fueran a comer algo al local que se encontraba frente al bowling.
   Afuera hacía mucho frío, más que cualquier día después del comienzo de clases, Diana se abrazó a si  misma para contener el calor. Dentro del local el aire estaba cálido y había un ambiente confortable que hizo sentir a Diana una extraña, pero agradable familiaridad.
 Se sentaron en una pequeña mesa, pegada a la ventana y ella observó pensativa la calle a través del cristal. En ese momento llegó la mesera, tenía el pelo castaño muy corto y un mechón teñido de rojo que le llegaba justo a la altura de su puntiaguda barbilla.
  –¿Qué quieren? –preguntó la joven con voz bastante malhumorada, mirando a Diana y luego a Sam intermitentemente con ojos cansados. 
  –Deme dos cafés y una porción de galletas –dijo él mirando a Diana para saber si estaba de acuerdo, ella asintió y la mesera se fue sin decir ni una palabra más. Volvió dentro de unos pocos minutos con sus órdenes.
  Hablaron animadamente, Sam estaba de un humor excelente, Diana se obligó por unos momentos a olvidar sus problemas y aislarlos en su mente, en un lugar que no fueran capaces de afectarla, aunque fuera por unas pocas horas, para su sorpresa logró relajarse bastante, incluso rió un poco con Sam. Cuando decidieron irse pagaron la cuenta para volver a salir al frío exterior y casi corrieron para llegar al coche. 
  –¿Cómo la pasaste? –preguntó Sam esbozando una pequeña sonrisa.
  –Muy bien –contestó Diana, siendo sincera, imaginó que hubiera pasado de no haber ido; se habría quedado en casa, encerrada en su cuarto deseando inútilmente poder ser una chica normal, sin colmillos, sin tatuaje, sin tener que dejar a Alex... borró inmediatamente los pensamientos de su mente, ya que solo pensar en ello le hería profundamente, y añadió–. Me alegró de haber venido.
  –Yo también –dijo Sam con la mirada pegada en el parabrisas.
  Diana no supo si se refería a que él también se alegraba de haber venido o que ella lo hubiera hecho, pero no le dio importancia. El coche se detuvo frente a la casa de Diana. 
  –Gracias por invitarme, Sam –dijo ella, tal vez para retrasar el momento de irse a casa, sabía muy bien que apenas traspasara la puerta ya no tendría nada que detuviera su tristeza–. Tenías razón cuando me dijiste que debería salir más. 
  –Te dije que siempre tenía razón –le recordó Sam con una gran sonrisa cálida en el rostro, ambos se bajaron.
  –Adiós Sam –le dijo ella al tiempo que él llegaba a su lado. 
  –Adiós.  
  Sin embargo ninguno de los dos se movió ni un centímetro, Sam avanzó un paso hacia ella y no vaciló cuando tomó a Diana por la cintura, atrayéndola hacia él y la besó en los labios.

9 comentarios:

  1. OOOOOOO OMG!!! TRIPLE OMG!!! me gusta Sma pero tambien Alex OOOOO OMG! LA BESO, Y LUEGO KE PASARA CON Alex???
    bueno espero ke publikes mas capitulos.
    te dejo mi super huella
    YO ESTUVE AQUI!

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  2. Madre mía!, se besaron!, ahora k?, los pillará Alex en esa guasa?, ya tengo ganas d saber k pasará!. Y Mony, creo k debería darle una oportunidad a David, k este xico sienta por ella algo con lo desagradable k es esta xica, es algo digno d admirar...

    Bueno chicas, hacen un buen trabajo, no cambien!!!.

    Y felicidades por esos más de 100 seguidores!!!, xao!!!

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  3. Olaaa? dios me dejais muerta? le ha besado? mas vale que alex no les pille, ains con lo que me gstaba a mi!!
    siento contestar tan tarde pero estaba de vacaciones con las amigas en la plkaya y no había tiempo para internet jajaja!
    me ha encantado el capítulo cada vez me dejais mas alucinada y mas intrigada!
    quiero saber ya mas!
    un beso chicaas:)

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  4. AHI DIOS MIO!!! ojala alex no hubiera visto ese beso! no me lo quiero ni imaginar. ademas no quiero una pelea entre ellos ya que amor a los dos hehehe,,, pero mas a alex- que hara diana?
    esa es mi gran pregunta....
    muchas muchas felicidades por sus 100 seguedores de verdad es que se lo merencen un millon besos

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  5. omg y ahora q pasara!!! si se entera alex se pondra peor... y como reaccionara diana... ya quiero saber... en espera del sig cap... un beso!!!

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  6. :OOOO
    La besó. Dios mio, me acabáis de dejar K.O.
    ¿Qué hará ella ahora?
    ¿Habrá visto Alex ese beso?
    Esperemos que no...porque creo que bastante tiene ella y él como para que sufran más.
    Deberían dejar atrás la ribalidad de sus familias, ellos son una nueva generación, nada tienen que ver con el odio de sus antepasados.
    Snif T.T

    Publicad pronto chicas, y como ya dije, no pude pasarme antes a leer porque me fui de campamento, pero ya me he puesto al día ^^

    Besos!

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  7. David me cae bien pero me da pena ,porque esta enamorado de alguien quien es una horrible perosona que mas encima esta enamorada de otra

    Jean bisejeur

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  8. HAYYYYYY HAYYYY QUIERO MAS!!!!!!!!!!!

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  9. O.O............................................................. Sam... besó... a Diana........... OMG!! en serio, creí que iban bien como AMIGOS!!! .-. ¿dónde quedó eso? Pobre Alex, pero la verdadera pregunta es ¿Diana lo dejó más tiempo? Ah no, ahora me quedaré un ratito más, tengo que leer otro... Ufff!! Lo que más me dolió fue imaginarme los ojitos verdes de Alex opacándose con lágrimitas si es que los veía... por eso quiero leer más, para saber si Alex hace su aparición en escena ;)

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