domingo, 20 de marzo de 2011

Capítulo Cinco :)

  ¡¡¡Holaa!!! hoy les traigo el quinto capítulo :D todas esperamos que les guste mucho, y no duden en comentar si quieren.
  ;)



                La tocata
D

iana estaba muy feliz, por fin era ¡vierneees!  
   Aun no le había dicho nada a Sam de que había invitado a Tania y Dan a ir con ellos a comer nachos luego de la tocata, pero lo haría… hoy.
  Miró sus ojos estaban de un azul profundo,  Diana  sabía  disimular  los colores  de sus ojos, además los controlaba muy bien, por lo general siempre estaban color miel. 
  Buscó su vestido negro corto, que era muy simple, tenía  cuello  redondo  y  pequeñas  flores  amarillas  en el borde, pero todos siempre decían que le quedaba increíble.
  El timbre de su casa sonó y Diana se colocó unos zapatos amarillos de tacón bajo.
  Bajó las escaleras, lo primero que vio fue a su madre que había abierto la puerta, se veía increíble, como todos los días, a Diana siempre le impresionaba lo hermosa que era; su pelo rubio estaba todos los días peinado perfectamente, sus ojos la tranquilizaban como nada en el mundo y sus labios rosados cada vez se veían mejor, esta no era la excepción, llevaba un vestido rojo oscuro con pequeños brillos, sin espalda, bajo su cuello se veía un pequeño “tatuaje” o mas bien una marca de nacimiento, Diana y Mike también la tenían, llevaba su pelo arreglado con un pequeño y delicado cintillo plateado, seguramente iba a salir con sus amigas a bailar, como sea se veía increíble. La primera vez que Sam la vio también quedó asombrado, pero esta vez la mirada iba exclusivamente hacia Diana, estaba anonadado por lo hermosa que se veía en ese momento.
  Diana terminó de bajar la escalera examinando a Sam de pies a cabeza, llevaba una camisa celeste con unos pantalones negros.  
  –Te ves muy bien –dijo él.
  –¡Gracias! –Diana dio una vuelta para que Sam viera todo el vestido.
  El mini Cooper de Sam estaba afuera listo para partir cuando fuera necesario.
  –¿Nos vamos?
  Diana tomó su mano y lo guió hacia afuera.
  –Claro.
  Sam abrió la puerta del copiloto. Diana entró mientras él subía por la otra puerta –Está bien, Sam también esta muy guapo esta noche –repuso ella en su mente.

  Tania observó el patio, el escenario estaba lleno de luces y había faroles de papel en muchos colores unidos por guirnaldas brillantes en todo el lugar.
  La noche era húmeda y fría, pero las estrellas estaban impresionantemente hermosas, de hecho Tania nunca había visto tantas antes.
  Cerró los ojos, el calor que hace días sentía que brillaba en su pecho la encendió por dentro, e hizo que se animara rápidamente.
  –¿No tienes frío? –preguntó Dan.
  Tania abrió los ojos lentamente, y lo miró con una sonrisa.
  –Para nada… ¿Tú?
  –Tal vez un poco.
  Dan tenía una arrugada playera y una camisa abierta. Era muy poca ropa para esa noche, a pesar de que era cálida en comparación a las de los días anteriores.
  –Obviamente tienes frío, Dan –ella se acercó unos centímetros.
  –No importa, no creo que después tenga tanto –Dan soltó un resoplido.
  Tania se apoyó en su hombro suspirando también, él la miró con sus brillantes ojos celestes un poco sonrojado, mientras ella le dedicaba una sonrisa divertida.
  Dan rió desviando la mirada.
  –Por cierto aquí esta la gaseosa que me pediste antes –le dijo él, tomando un par de botellas.
  Tania tomó uno de las que Dan tenía en la mano y la abrió haciendo girar la tapa.
  –Salud –dijo chocando su botella con la de él.
  Miró por arriba del cristal de la bebida mientras tomaba, Diana y Sam ya habían llegado.
 

  –Sam invité a Tani y a Dan a comer nachos, perdón por no decírtelo antes –susurró Diana con prisa al oído de Sam, este se alejó y la miró, su rostro adoptó una un gesto algo aprensivo.
  –Yo pensaba que íbamos a estar solos tu y yo –dijo frunciendo el entrecejo, haciendo que su frente se poblara de arrugas.
  –Lo siento, no lo sabía –mintió, sintiendo que un pequeño dejo de culpa la invadía por un instante.
  Sam se disgustó mucho, miró a Tania y a Dan por un segundo, como si debatiera internamente que pasaría si simplemente se negara a dejarlos ir con ellos, y luego  Diana, que tenía un gesto de disculpa y suplicante a la vez.
   –Esta bien, no importa –murmuró apesadumbrado.
  Diana le dio un rápido beso en la mejilla
  –Gracias –susurró mirándolo bien a los ojos, o intentándolo, por que Sam tenía su vista fija en el suelo.
  –Diana –dijo Tania, que acababa de llegar a su lado y  abrazaba a los dos, uno con cada brazo.
  Sintió el calor en los brazos de Tania aunque solo llevaba unos vaqueros oscuros y un top celeste sin espalda, no sentía ningún tipo de frío en ella.
  –¡Hola! –contestó con tono falsamente jovial tratando de disimular el enojo de Sam que seguía mirando el piso con tristeza dándole un aspecto de niño pequeño al que acaban de castigar.
  Diana le dio un pequeño codazo.
  –Hola –gruñó él de mala gana y con un matiz de reproche en la voz que solo dejaba más en evidencia su mal humor, aunque, para suerte de Diana, Tania no se dio cuenta, como mucho lo había escuchado, ya que había vuelto rápidamente su atención hacía Dan, que se limitó a sonreírles a modo de saludo.
  Derek y Katty llegaron seguidos de Moni y Bel.
  Mónica llevaba un vestido que no le favorecía en nada –demasiado largo­–. Pensó Diana observando el brillante color naranja que llevaba su amiga.
  Katty se veía increíblemente feliz junto con Derek, a ella le encantaba Heioupi como a nadie.
  –¡Por fin llegó el día! –exclamó ella poniéndose en puntitas y estirando el cuello para alcanzar los labios de Derek, Katty nunca usaba tacos, aunque siempre se arreglaba mucho y sabía perfectamente que junto a Derek se veía mucho más baja. Odiaba los tacones, esta no era la excepción, si bien llevaba un vestido gris corto que hacía lucir sus largas piernas se seguía viendo pequeña con Derek a su lado.
  Bel desvió la mirada con tristeza y movió la cabeza con desazón.
    –Creo que… ya esta empezando –murmuró con un tono que sonaba extrañamente contrariado, bueno a ella  no le gustaba mucho Heioupi, no era su estilo de música, pero poco tenía que ver esa tristeza con ello.
  Una a una las integrantes de la banda salieron al pequeño escenario. Todos se voltearon a mirar y aplaudieron con entusiasmo, incluso Sam y Diana.
    –Iré a tomar algo –anunció la muchacha.
  Estaba con una cierta tristeza mal escondida, podría ser porque Diego no estaba con ella pero… había algo mas en su mirada, algo que hacía convertir la melancolía en decepción.
  –Espera Bel… –Se topó con los almendrados ojos de su amiga con un brillo entristecedor. Diana trató de tragarse los sentimientos que le daba verla así y susurró con una voz fuerte–. ¿Qué pasa?
    Una solitaria lágrima calló por su mejilla, lágrima que Diana apenas pudo ver, ya que Bel era extremadamente preocupada de que nadie la viera desarreglada en ninguna ocasión.  
  –Diana… Tu lo sabes, quiero decir, todos lo saben a estas alturas… esto no es real, lo que tengo con Diego no es real.
  Diana comenzó a sentir las cosas que decía Bel, lo sabía desde hace tiempo y no le sorprendía mucho realmente.
  –¿Qué pasa con Diego?
  –Lo quiero, solo eso –lo pronunció con una voz que le llegó hasta la garganta de Diana.
  Comenzó a buscar algo en su ropa, Desde su floreada blusa rosa claro, hasta sus apretados pantalones negros, sacó unos cigarrillos y miró el cielo tratando de reunir fuerza. Diana la observó sorprendida, no tenía idea que su amiga fumaba, hasta donde la conocía, incluso tenía entendido de que Bel odiaba el cigarrillo.
  –¿Sabes? todos me dicen muchas cosas sobre él y nosotros, yo traté de ignorarlo, pero ya no puedo mas y es difícil porque sé que la mayoría de las cosas son... verdad.
  Diana la abrazó sintiendo que no había nada mas que pudiera hacer al respecto. Bel dio media vuelta y se marchó arrastrando los pies.
  Ella la miró unos minutos preocupada antes de que Sam la llevara hasta la primera fila para ver la banda.
  Ahí se veía mucho mejor, pero la gente no dejaba de darle codazos, aplastarla y empujarla en todas direcciones, no era porque hubieran demasiadas personas, si no porque éstas estaban completamente desesperadas por tener mejores lugares que el resto.
  Entre canción y canción Diana, sin tener la mas mínima idea del porque, comenzó a pensar, normalmente las canciones la hacía pensar mucho, pensó en Sam que era su amigo y que parecía mas decidido que nunca a tener algo más que una simple amistad con ella. También pensó en Maribel, había cambiado tanto en solo un año, de hecho solamente un verano, y su vida parecía tan complicada. Por último pensó en Alex, detuvo su mente en él, mañana lo vería en la fiesta y esa idea hacía que su estomago se encogiera, aunque de una forma no tan desagradable como era normal, asoció eso con los nervios, probablemente pensar en Alex la ponía nerviosa porque seguía viendo en él algo diferente al resto de la gente que la rodeaba. A pesar de eso la última vez que había hablado con él, ósea el día martes, ya que no lo había visto por más de dos segundos en resto de la semana, por lo menos en los últimos minutos, no había sentido ninguna clase de inseguridad o miedo, más bien habían charlado con facilidad y le había agradado bastante.
Visualizó el rostro de Alex en su mente, su insuperable sonrisa, sus ojos, su pelo, prácticamente todo, su olor, su presencia  le causaba tan extraña sensación. Mañana todo eso volvería. No pudo evitar que una sonrisa se asomara en su rostro, así fue un buen rato escuchando la música.
La tocata casi terminaba, faltaban como veinte minutos para las doce de la noche y Heioupi tocaba la última canción, lamentablemente para Diana, era un lento.
  –¿Bailamos? –dijo Sam con cierta exaltación en la voz y la tomó de su helada mano, tirándola suavemente.
  –Hum… Claro, vamos –Diana se esforzó por sonreír con amabilidad, le encantaba Heioupi, pero se sentía desanimada cuando se suponía que ese día debería estar pasándola de maravilla, tal vez fuera por lo triste que había visto a Bel, y eso la había desanimado, pero sinceramente hace días que se sentía de esa forma, extrañamente vacía, podría tener que ver con el agotador comienzo de clases, que, aunque solo llevara una semana, ya apenas le dejaba tiempo para hacer sus actividades. Si... podría ser eso, pero algo le estaba haciendo falta en estos últimos días, algo que la ponía ansiosa.
  –Que bueno que hayas venido, pero es una lástima que no podamos estar solos después –le susurró el muchacho, que parecía haber recobrado un poco la positividad, tal vez animado por las canciones de la banda.
  La tomó por la cintura delicadamente, y la atrajo hacía si para que bailaran. Diana le lanzó una mirada preocupada y nerviosa.
  –Recuerda que solo venimos como amigos –murmuró de la forma más gentil que le fue posible, no quería desanimar a Sam nuevamente, pero tampoco quería que éste se ilusionara inútilmente.
  –Si, lo tengo en mente –dijo mirando el cielo mientras un débil suspiro escapaba de sus labios–. Nunca me vas a dar una oportunidad ¿Cierto?
  –No lo creo…
  Diana desvió la vista a Tania y Dan, se veían tan bien y cómodos junto al otro, se reían, se entendían y se cuidaban, simplemente estaban felices. Deseó tanto poder estar así. Sam siempre había sido su mejor amigo y no entendía porque esa noche estaba tan extraña junto a él, en el pasado siempre se sentía cómoda a su lado pero ahora solo tenía un desesperado deseo de que la soltara de una vez –¡Ag! Es mi mejor amigo, pero tengo que terminar con esta maldita ilusión –pensó Diana volviendo a mirar a Sam. La canción terminó, ella lo abrazó con fuerza.
  –¿Amigos? –susurró muy cerca de su oreja.
  Sam la miró con una sonrisa alegre, a Diana le pareció detectar una pisca de desilusión en sus facciones.
  –Los mejores –concluyó, la examinó por un segundo con expresión confusa –. Tienes los ojos diferentes ¿No?
  –Lentes de contacto –dijo abriendo bien los ojos y luego agachó su cabeza para esconderlos, esa era siempre su excusa para cuando le preguntaban por el color de sus ojos, aunque no mucha gente lo notaba, solo personas que prestaban verdadera atención a esos detalles, como Moni.
  El concierto ya había acabado y Sam llevó a los cuatro en su auto, la comida estaba a cinco calles de allí, pero todos estaban muy cansados y no querían ni siquiera caminar.
  Lo que quedó de noche fue prácticamente terrible, Sam estaba de mal humor por que no había logrado nada de lo que le habría gustado en esa noche, y Diana también, porque su gran impaciencia, no dejaba de exigir una y otra vez que llegara el día de mañana… Tal vez Dan y Tania lo estaban pasando genial, ni siquiera notaron el comportamiento de sus amigos, pero Diana definitivamente no… solo quería ir a casa y dormir, pero aun tenía que soportar un par de horas mas de agotamiento e incesantes miradas de disgusto de Sam. La noche pasó lentamente, cada segundo valía por, como mínimo, cinco y no veía la hora de poder terminar de una vez por todas ese frustrante día.

   A la mañana siguiente despertó tarde y cansada eran casi las dos de la tarde, no soportaba el calor que entraba por la ventana, pero más que nada estaba agotada por la pésima noche que tuvo, Diana se sentó en la cama observando su habitación nunca había notado lo grande que era, tal vez por la gran cantidad de basura inservible que guardaba allí, además de toda la ropa tirada en el piso, aún así, Diana sonrió mirando las paredes de un amarillo extremadamente claro y llenas de pinturas que ella hizo cuando tenía cinco años, bueno, tal vez casi todas eran cerditos con vacas felices y flores de todos los colores, pero a ella le encantaban.
  Tenía una muralla llena de fotos en blanco y negro con sus amigos que ella misma había sacado a lo largo de los años juntos, le encantaba sacar fotografías y siempre llevaba su cámara fotográfica a todas partes, algunas fotos eran eran graciosas, otras improvisadas y otras posando, pero lo que más le gustaba a Diana era que ahí estaban todos sus amigos. Se acercó para verlas mejor, había como catorce fotos de Sam, veinte de Tania, dieciséis de Bel, ocho de Moni, dos de Dan con Tania y doce de Derek con Katty, pero se logró detener en una de Sam, tocó su rostro con la punta de sus dedos –Amigos hasta el final –se dijo a si misma sonriendo, luego miró el escritorio, había una foto de Alex con Dan, también en blanco y negro, que había sacado de pasada antes que Tania saludara a Dan con una gigante sonrisa la tomó entre sus pálidas manos y observó la mirada de Alex, era extraña ¿No?, Diana frunció el ceño y agitó su cabeza, tomó pegamento y la puso justo al lado de una en la que aparecían los gemelos, Tania, Bel, Moni, Katty y ella. Se sentó en la alfombra fucsia que estaba al centro de su cuarto, observó todo lo que había en el piso de su habitación.
  –¡Guu! Aquí estas –exclamó Diana tomando un muñeco con forma de perro siberiano que se encontraba semienterrado bajo un gran libro y un calcetín color rosa claro. Lo abrazó con fuerza y alegría, Gu era el muñeco que había tenido desde los dos años, lo adoraba por sus brillantes ojos verdes y su hermoso pelaje negro, que había logrado mantener en casi perfecto estado.
  Vio su reloj eran las 16:00 hrs. y ella seguía en su pijama de patos.
  –Ok, debería vestirme ¡Ya! –pensó tratando de relajarse, ese día en especial tenía los pelos de punta.

  –¿Y bien, me llevas?
  Mike, el hermano de Diana, la miró de arriba hacia abajo con ambas cejas levantadas, dándole una expresión bastante chistosa a su rostro.
  –¿Vas a ir así?
  Diana tenía el pelo desordenado y los pantalones de pijama aún puestos.
  –Hum… supongo que no –dijo Diana sonriendo y sacando uno de sus rubios mechones de su rostro.
  –Claro que te llevo, pero por lo menos ponte unos pantalones que no tengan un dibujo animado.
  Ella adoraba a su hermano, siempre estaba feliz y la animaba cuando lo necesitaba, además era exactamente igual a su papá a excepción de sus ojos que cambiaban de tono como los de Diana.
  –Gracias, Mike.
  Les tomó solo diez minutos llegar a la fiesta, bueno no era como si estuviera muy cerca de su casa, más bien por que Mike conducía increíblemente rápido, incluso a Diana le impresionaba que ningún policía le llamara la atención.
  –No hagas nada estúpido –Mike la miraba con una sonrisa, era su forma de decir ‘’cuídate hermanita’’. Otra cosa que le gustaba a Diana, siempre se preocupaba por ella.
  –Claro –Diana salió del auto examinando cada esquina de la casa, era gigante y lujosa, se escuchaba la música desde afuera con las ruidosas conversaciones de la gente.
  –Está bien, aquí vamos.
  Estaba aterrada, nunca iba a fiestas sin Tania, Bel, Derek, Moni, Katty o Sam, menos con un chico que conoció hace una semana y aun peor si ese chico no cesaba de darle una inquietante sensación. Sin embargo ahí estaba, muerta de nervios y rogando que Alex hubiera ido también. Se mordió el labio tocando el timbre dorado de la puerta que se abrió al cabo de un minuto.
  –¡Diana! Que bueno que viniste –Cloe, la guitarrista de la banda, estaba en el umbral de la puerta sonriéndole amigablemente con una camisa blanca y pantalones sueltos–. ¡Pasa! –Cloe se dio vuelta dejando a Diana mirando su largo cabello castaño.
  Entró a la casa revisando si Alex ya había llegado, al notar que aún no estaba se fue a sentar junto con Freddy, un chico que iba en la misma clase de francés que ella.
  –¡Hola Freddy!
  Diana sonreía ocultando su decepción. Tal vez ni siquiera iba a ir Alex y estaba ahí para quedar como la sola aburrida de la fiesta.
  –¡Hola! –Él intentó sonreír, tenía unos ojos increíblemente claros y el cabello con muchos tirabuzones anaranjados, definitivamente era un chico adorable.
  –¿Cómo van las cosas en el equipo de bolos? –preguntó en voz mas alta de lo normal para poder oírse sobre el ruido de la música.
  –Genial, el mes pasado quedamos en el segundo lugar de la competencia nacional.
  –Eso es increíble.
  Diana se llenó la boca con papitas, solo para hacer algo y comenzó a mirar el interior de la casa, ninguna señal de Alex, luego buscó con la mirada en la gran habitación y encontró lo que buscaba, un gran reloj reposaba en lo alto de un mueble, ella no había llegado muy puntual a la fiesta y ya habían pasado unos cuantos minutos, pero aun así seguía siendo temprano para hacer alguna conclusión de si Alex vendría o no.
  Miró con impotencia el reloj, como si este tuviera la culpa de sus desgracias y esperó tratando de hacer mentalmente que la manecilla fuera más despacio, pero esta parecía apurarse más y más en cada vuelta que daba.
  Al cabo de un poco más de quince minutos, quitó la vista de él con la esperanza de que si no lo miraba tan fijamente este volviera a avanzar despacio como lo había hecho ayer cuando estaba con Sam, Dan y Tania, o por lo menos con normalidad. Luego volvió la vista hacia Freddy que acababa de dejar de hablar con un par de chicos desconocidos.
  –¿Y Andrew? –preguntó para crear algún tema de conversación que la distrajera.
  Lamentablemente él era su mejor amigo, aunque fueran completamente diferentes.
  –Se fue de campamente con el equipo de soccer el fin de semana.
  –¿Campamento?
  Freddy se encogió de hombros.
  Diana miro a la puerta de entrada, ¿Por qué Alex no llegaba? Tal vez ella no tuviera ni una pisca de paciencia pero ahora de verdad estaba tardando mucho, le molestó que la dejara botada… pero de todas formas nunca habían acordado que irían ‘’juntos’’ a esa fiesta, bueno, ella había dicho ‘’podríamos ir’’, pero tal vez Alex no se había dado cuenta o no lo había tomado de ese modo, ¿Y entonces por que le había dicho que se verían en la fiesta, le había mentido?¿Descaradamente?.
  O tal vez el no lo había considerado lo suficientemente importante como para que fuera una mentira grave…
  –Está bien, este es el momento en que me arrepiento de haber venido, descubro que Alex me mintió y llamó a Mike para que me venga a buscar –pensó Diana poniendo los ojos en blanco –. Genial.
  –¡Hola Diana!
  La cálida voz de Alex resonó en su cabeza, mientras la levantaba para encontrarse con su profunda mirada y experimento como un sentimiento extraño la invadía y se extendía en un cosquilleo por todo su cuerpo.
  –¡Alex, viniste!
  –Sí, no estaba muy seguro de venir porque no conozco a casi nadie –comentó torciendo el gesto y echando una mirada a la gente que los rodeaba.
  –Bueno… yo estoy aquí.
  –¿Qué? no te escucho.
  Diana se acercó a su oreja, la música estaba muy fuerte y ella tampoco lo escuchaba bien.
  –Vamos afuera –comenzó a caminar hacia el patio mientras Alex la seguía de cerca.
  –¿Cómo les fue ayer en el concierto?
  –Bueno… yo creo que… la noche, ya sabes no fue como…
  –¿No la pasaste bien? –le interrumpió Alex alzando una ceja.
  –Ag. No mucho.
    Alex soltó una pequeña risa y Diana también, el día de ayer había acabado y solo era un mal recuerdo, le parecía vagamente lejano y ya no se sentía ni deprimida, ni molesta, ni ansiosa.
  –Y ¿Qué paso?
  –No lo sé, Sam estaba un poco irritable –Diana lo pensó un segundo mientras salía al exterior que estaba más vacio y escuchaba a Alex con claridad– Tal vez yo también –admitió recordando lo pesada que había estado.
  –Tal vez, no era la pareja ideal esa noche…
  Diana miró la luna creciente tapada por muchas nubes.
  –Tal vez debí haber ido con otra persona.
  Alex la miró con una leve sonrisa que trató de ocultar, Diana también lo hizo, en ese momento ese ‘’algo’’ tan extraño que él tenía hizo que a ella se le erizara la piel y un escalofrío la recurriera de pies a cabeza.
  –Pero, aparte de eso ¿El concierto fue bueno?
  –Oh, sí claro, el concierto estuvo increíble –Diana se detuvo a pensar y recordó la última conversación que había mantenido con Alex, el no le había explicado porque razón no había podido asistir a la tocata, su curiosidad volvió a surgir y sin pensarlo dos veces añadió soltando un puñado de preguntas: –¿Y ayer que hiciste tu?… ¿Saliste con alguien?¿Con un amigo?... ¿O alguna chica?
  –¿Qué? –Alex la miró confundido por un momento mientras Diana se volvía a morder el labio, esa ultima pregunta había salido impulsada de su boca automáticamente–. No, yo no tengo novia.
  –Vamos, ¿Cómo no vas a tener novia? –preguntó Diana, por alguna razón incrédula, aunque Alex fuera un chico atractivo y agradable, no era algo tan impresionante que estuviera soltero, pero a ella no dejaba de sorprenderla.
  –Te dije que vengo de una ciudad muy pequeña, prácticamente iba en una escuela para hombres.
  –Escuela… ¿Para… hombres? Oh, eso debe ser un desastre –murmuró ella dándose un segundo para imaginarlo.
  –Lo era… completamente.
  Diana soltó una risita cantarina regresando su vista al cielo.
  –Y… ¿Tú no eres novia de Sam?
  –Oh, no solo es mi amigo –se apresuró a responder con algo de fastidio, “Mi mejor amigo” pensó Diana.
  –Pero, tú le gustas –dijo Alex mirando el cielo también. Ella lo observó, su rostro tenía una expresión que claramente decía: “Es cierto y tú lo sabes’’.
  Diana puso sus ojos en blanco y suspiró agotada.
  –Pero a mi no me gusta y espero que algún día yo le deje de gustar también –le aclaró quedamente.
  Alex esbozó una media sonrisa encogiéndose de hombros.
   –Está bien, te creo –aseguró y movió la cabeza–. ¿Y que tal van las cosas entre Dan y Tani?
  Ella resopló su flequillo.
   –Eran los más felices de todos –contestó con buen humor por cambiar a un tema más agradable.
  –Claro, Dan me habló toda la semana antes del viernes –dijo Alex con un tono de voz exasperado que a Diana le pareció gracioso–. Toda la maldita semana.
  –Dime que Dan era más molesto que Tani, llamándome cada vez que hablaban.
  –Bueno, dejémoslo en que nuestros dos amigos fueron muy molestos esta semana y que estamos felices por ellos.
  Intercambiaron una mirada divertida y luego rieron.
  –Trato hecho.
  Diana sacudió su cabello y se sentó en una banca. Observó el patio de Cloe, era enorme, podría tener una manada de hipopótamos viviendo en paz ahí.
  Alex se sentó a su lado mirando el pálido hombro de Diana iluminado por la luna, se quedaron así un rato, sin decir nada, el silencio no le pareció molesto, era una clase de silencio agradable y cómodo del que normalmente solo puedes disfrutar con personas que conoces hace varios años.
  –¿Y que tal te ha parecido la ciudad? –preguntó ella mirando a Alex de reojo, el brillo de un farol cercano le daba un extraño tono anaranjado a su piel, sin embargo el verde esmeralda de sus ojos seguían resaltando ante el brillo plateado de la luna.
  –La verdad ya había vivido aquí antes ­–le explicó él–. Pero no es que recuerde mucho, me fui de ciudad cuando tenía unos seis años.
  Diana asintió intentando imaginar a Alex en su antigua ciudad y escuela.
  El viento frio de la noche sopló y ella recién se dio cuenta de lo helada que estaba su piel, instantáneamente, sintió frio.
  –Mejor entremos, está frio aquí.
  Alex no respondió, solo se levantó y juntos volvieron a entrar.
  En la casa, todos bailaban, la música ensordecía a Diana y toda la gente moviéndose la descontrolaba.  
  Tomó a Alex de la mano, quería llevarlo a bailar, pero él no se movía del lugar donde estaba. Se acercó a la oreja de Diana.
  –No bailo muy bien.
  –Vamos, no puede ser tan malo –dijo llevándolo de todos modos.
  Para la sorpresa de Diana, Alex sí que no bailaba bien, la verdad era horrible, pero le causaba mucha gracia ver la cara de frustración que tenía mientras bailaba.
  –¿Lo ves? No puedo ser peor en esto.
  –Yo no diría que eres un asco, bailas mejor que el viejo profesor de Educación Física –dijo observándolo con una gran sonrisa.
  Alex rió animado.
  –Por lo menos te ríes de mis chistes malos.
  –Mas bien, diría que me rió de cualquier chiste.
  –Lo suponía, yo también lo hago.
  Alex sonrió mirando su pequeña nariz. La puerta de la casa se abrió de golpe, todos se voltearon a observar, era el padre de Cloe, estaba parado en la entrada con un sombrero y chaqueta marrón, además de una expresión completamente molesta.
  Alex se acercó nuevamente a su oreja y susurró apresuradamente:
   –Creo que la fiesta ya terminó, deberíamos irnos.
  Se escabulleron por la puerta trasera junto con un reducido grupo antes de que el padre de Cloe gritara un “¡Quiero a toda esa gente fuera de mi casa!” o “¿Qué demonios hace mi casa hecha un desastre?” porque había que admitirlo, en esa casa habían tal vez noventa adolescentes pasados de adrenalina, el lugar no tardó más de veinte minutos en destruirse.
  –¿Te llevo a tu casa?
  Diana miró su reloj eran las 2:30 de la mañana.
  –Está bien.
  Comenzaron a caminar en silencio que parecía extrañamente tranquilo después de la alta música de la fiesta. El viento volvía soplar a ratos y a lo lejos se oía el sonido de los autos cada vez que pasaban, también se escuchaban los incesantes ladridos de los perros, que a veces lograban ser acallados por sus amos. Alex tomó distraídamente la mano de Diana, ella lo agradeció porque estaba entumecida por el frio, y trató de acercarse mas a él. Avanzaron de ese modo por un tiempo, disfrutando de la tranquilidad y de su mutua compañía. A Diana le pareció ver por el rabillo del ojo que Alex sonreía discretamente, no estuvo segura sin embargo ella también sonrió y miró la vidriera junto a la cual pasaban para que no se notara. Vio su reflejo en ella, o lo que parecía ser su reflejo, por que estaba completamente distorsionado y ni siquiera podía distinguir su cabeza de su cuerpo.
   –Debo estar hecha un desastre –suspiró antes de que la abstracta figura quedara detrás de ambos.
  Él la miró atentamente.
   –Estas hermosa –dijo en voz baja.
   –Claro –respondió ella con sorna–. Después de bailar dos horas con decenas de personas empujándome debo estar como una princesa.
  –Ya te lo dije, estas hermosa –dijo esta vez con voz tan cargada de seguridad que Diana realmente se sintió hermosa como nunca en su vida.
  Ella sonrió nerviosa tratando de concentrarse en el camino hacia su casa.
  –Esta bien, te creo –recordó que había dicho exactamente lo que Alex le había dicho cuando hablaban de Sam.
  Él esbozó una sonrisa triunfante, caminaron durante veinte minutos para llegar a la casa de Diana, a pesar de estar cansada ella sentía que cada uno de sus pasos era impulsado como si llevara resortes en la suela de sus zapatos. Eran casi las 3:00 de la mañana cuando llegaron, se sorprendió de lo corto que le había parecido el camino, tenía la idea de que quedaba mucho mas lejos o que tardarían al menos el doble en llegar, eso la hizo sentirse de alguna forma estafada por el camino.
  –Bueno aquí estamos –dijo Alex como quien no quiere la cosa, cuando Diana se detuvo frente a su hogar.
  Lo miró con una sonrisa y ojos brillantes.
   –Lo pase muy bien –dijo mientras retrasaba el momento de soltar su mano que parecía envolverla en un agradable calor.
  –Yo también, gracias por invitarme.
  –Gracias por venir.


 

14 comentarios:

  1. Excelente...
    Espero que publiquen pronto el capitulo 6.. :D

    ResponderEliminar
  2. BORING! si eso es el futuro de nuestra literatura,estamos jodidos, SEAN CREATIVOS!

    ResponderEliminar
  3. hojala que luego suvan el proximo capituloooo!!!

    ResponderEliminar
  4. esta bueno
    suvan el proximo pronto please

    ResponderEliminar
  5. Hola!... Gracias por pasar por mi Blog.. http://www.hojasmagicas.cl
    Dejaste muuuchos mensajes en mi cbox.. ejjeje.. los tuve que borrar... pero si pones uno con tu página no hay problemas ;)
    Te espero nuevamente... saludos.. Te sigo!!.. si quieres también puedes seguir el mio...
    Muchos saludos.
    Gustavo.- Hojas Mágicas.-
    Que gusto que seas de Chile también...

    ResponderEliminar
  6. ¿Sólo han publicado cinco capítulos? ¿Verdad? He estado trabajando y no había entrado al blog... Publiquen pronto el resto, quiero saber qué pasa. Saludos cariñosos para todas, especialmente a una, ya saben quién...

    ResponderEliminar
  7. adorable, una sola palabra para describir este cap. Creo que hasta ahora es mi capitulo favorito, jeje sigue publicandoo!!

    ResponderEliminar
  8. ahi que tierno y romantico!!!
    que se traera ese chico he?
    jejej
    cada vez me gusta mas esta historia

    ResponderEliminar
  9. Maravillosa historia, toy viciada con ella ;-)

    ResponderEliminar
  10. Que cucooosss!!! ehehehe (>.<) esperaba un lindo beso al final :P jejejej Besotes y cuidate!!!

    ResponderEliminar
  11. voy a seguir leyendo, pero quería detenerme para dejarles un comentario :D, esta super buena la historia espero que sigan así, MUY INTERESANTE, me gusta mucho, sigo leyyendo (...)

    ResponderEliminar
  12. Me encanto fue un cap muy bonito quiero seguir!!!

    ResponderEliminar
  13. mi niña pensaba que había escrito en estos capitulos de tu historia pero te lo voy a escribbir ahora.

    El capítulo como siempre me tiene muy intrigada, quiero saber mas y veo que hay algunos misterios.
    voy a seguir leyendo.

    saludis vampi

    ResponderEliminar