lunes, 14 de marzo de 2011

Cuarto capítulo :D

 ¡¡Hola!! ¿como han estado? Hoy nos toca subir el cuarto capítulo de Cruz de plata, no olviden dejar su opinión o lo que quieran en los comentarios :)


        No es lo que parece
D iana caminaba en el patio de la escuela que se veía más oscuro de lo normal y parecía cubierto por una misteriosa neblina de extraños colores, se quedó observándola un tiempo, su extraño brillo le parecía perturbadoramente hermoso y su tono cambiaba lentamente de azul a anaranjado, luego a verde, rojo , turquesa, amarillo, magenta… A lo lejos logró ver una figura que se acercaba hacia ella, y se aclaraba poco a poco mientras más se aproximaba a su encuentro, era Alex que la observaba desde unos pocos centímetros. 
  –¡Oh, Alex eres tú!  
  Alex sonrió como si algo le pareciera chistoso. Diana sonrió también, como si de verdad hubiera algo gracioso en la situación, los dos comenzaron a reír. Diana no sabía porque se sentía feliz, pero con tristeza y miedo, solo sabía que no podía parar. Alex al verla cambió su risa por una expresión de enojo y miedo.
  Ella se tapó la boca con una mano, lo más rápido que pudo. 
  Alex, sin dejar de mirarla asustado, simplemente se alejó, hasta perderse por completo en la extraña niebla. 
  Diana se sentó en el suelo apoyándose en una pared sintiendo que su cabeza daba vueltas sin parar.
  –¡Maldición! ¿Qué pasa?
  Alguien tendió su mano, levantó la cabeza para ver de quien se trataba, era Moni, Diana se esperanzó mucho al verla, su amiga estaba ahí para ayudarla a entender todo esto, pero había algo extraño en su sonrisa, era malvada y no tenía emoción, no era como la de Tania o la de Bel, tal vez siempre fue así, pero en esta ocasión hizo erizar su piel. 
  Diana se sacudió un poco, miró por detrás del hombro de Moni, vio a Diego con una expresión de idiota, admirando el largo cabello negro de Moni que esta vez estaba desordenado y salvaje, más atrás estaba Alex que lo seguía. Diana no pudo evitarlo y tomó la mano extendida de Moni, un frío insoportable le vino de repente, soltó a Moni y echó a correr, tenía miedo y no entendía que pasaba, se internó por completo en la neblina, el viento chocaba con su rostro y las ramas rasguñaban sus mejillas y brazos, había llegado al bosque, o al menos eso creía, porque no lograba ver mucho mas allá de un metro a su alrededor, tropezó con una planta y cayó en un montón de pasto. Vio que Sam estaba con ella, a su lado.
  –Sam, ¿Qué haces aquí? –dijo Diana con la voz entrecortada.
  Sam la miró y tocó suavemente su mejilla, no parecía asustado, pero cuando habló apenas movió los labios.
  –Diana, Alex no es lo que parece. 
  En ese minuto abrió de golpe sus ojos, eran las 6:30 y su despertador aun no había sonado.
  Diana se levantó rápidamente. Todo había sido un sueño, pero sentía como si siguiera acostada en el pasto con Sam, olía la hierba y sentía el pasto entre sus pies, pero no lo podía ver. De cualquier forma solo duro unos pocos segundos y ya había vuelto a su fría y oscura habitación, solo había sido un estúpido y ridículo sueño. 
  Diana fue a la ducha e intentó no pensar en ello, con la esperanza de que simplemente lo olvidara y se uniera al montón de sueños que jamás podría rescatar de su subconsciente, pero eso no sucedió, lo único que logró fue que las imágenes y palabras quedaran grabadas en su mente, por alguna razón ese sueño le parecía mucho más escalofriante que otras pesadillas que había tenido a lo largo de su vida.
  Recordó que el autobús, esa mañana, la recogería a las 7:20, sacó su chaqueta marrón con unos vaqueros claros y trató de secarse un poco el pelo, ni siquiera había desayunado cuando llegó el autobús, se limitó a dejar una taza limpia en el lavaplatos, sabía que su madre se daría cuenta de todas formas que no había desayunado y probablemente la reprendería, no era algo bueno para ella. Alcanzó unos pendientes con perlas y salió rápidamente.
  Se sentó junto a Moni, era prácticamente la única en el transporte escolar. 
  –Fue muy buena la película de ayer –dijo Diana con la voz un poco débil.
  –Si amé la película, deberíamos repetirlo. 
  –Sí, tal vez otro día. 
  –Diana, ¿Qué le pasa a tu voz?, está un poco extraña. 
   Ella trató de aclararse la garganta y abrir un poco mejor los ojos.
  –Solo dormí mal, esta mañana hacía mucho frío. 
  Diana sintió que no debía decirle nada de su sueño a Moni, además era cierto, el día estaba asqueroso, incluso pensaba que empezaría a llover en cualquier minuto y eso que, prácticamente aun era verano.
  –¡Es verdad! esta mañana me puse casi tres camisetas.  
  En ese momento Diana estaba muy cansada solo quería dormir unos minutos, se apoyó en el asiento y miró por la ventana, el cristal se empañaba con cada exhalación que ella daba, luego se borraba, y volvía a empañarse nuevamente.
   Ya estaban en la casa de Sam y Derek, esperando que salieran, por lo general, ellos iban en sus propios autos a la escuela, pero si usaban el autobús siempre eran los que más tardaban en salir, casi todas las veces se quedaban dormidos.  
  Sam entró en el autobús y se sentó justo delante de las amigas, luego se volteó y miró directamente a Diana.
  –¿Qué tal Diana?  
  –Oh, hola Sam –contestó distraída–. ¿Cómo estás? 
  –Mucho mejor ahora que estoy contigo –dijo él y sonrió de oreja a oreja, pero Diana solo rió un poco incomoda.
  Ya se esperaba algo así de su amigo, todos los años era lo mismo, por lo general, y no entendía por que razón, Sam comenzaba el año como si sus esperanzas con ella se hubieran renovado por completo y debía esperar unos meses antes de que este se resignara y volviera a comportarse como siempre, no sin antes pasar por una triste semana de desilusión en la que adoptaba un carácter huraño y solitario. Ella abría preferido mil veces que no fuera así, pero su experiencia le indicaba que solamente lo dejara pasar y tuviera, con algo de esfuerzo, un poco de paciencia con él.
  –¿Quieres ir conmigo a lo de Heioupi? 
  –Está bien, pero Sam… –Diana tocó su hombro y lo miró fijamente a los ojos–. Solo vamos como amigos.
    Sam la miró asintiendo algo decepcionado. 
  –Lo pasaremos bien –dijo después un momento de pensarlo, luego sacó la mano de Diana de su hombro y la sostuvo muy fuerte entre la suya.
  –Claro que sí –dijo zafando su mano de la de Sam y la colocó en su bolsillo, donde la sintió mas segura.
  –Paso por ti a las ocho, ¿Está bien? 
  –Sí, por supuesto –Diana desvió la mirada, detrás de Sam estaba entrando Alex, enseguida recordó su sueño, le vino a la mente las imágenes de Moni con Diego y Alex, pero luego recordó lo que decía Sam “Alex no es lo que parece” –¿Qué significará eso? –pensó ella y se sintió algo estúpida, su sueño no tenía que tener ningún significado, solo era un sueño ilógico, como otros tantos.
  –Diana ¿Vamos por nachos después de la tocata?               
  Ella siguió mirando a Alex, algo tenía que lo hacía tan complicado para ella. Él la vio y le sonrió sacando a relucir su perfecta sonrisa, Diana desvió su mirada y vio a Sam que tenía los ojos bien abiertos.               
¡Diana! ¿Quieres ir o no? 
 –¿Ah? Oh, si claro –dijo desconcertada ¿Qué era lo que estaba respondiéndole? Creyó recordar algo sobre los nachos, aunque no estaba muy segura, habría apostado que Sam la acababa de invitar, lo conocía muy bien, él adoraba los nachos y ese tipo de comidas ­–. Mm ¿Cuándo? –dijo dudando.
  –Después de la tocata –respondió riendo ante la confusión de Diana
  Ella le sonrió, había acertado con lo que pensaba.
  El autobús se detuvo ya habían llegado a la escuela y todos comenzaron a bajar. 
  Al entrar lo primero que vio, a pesar de que estaba muy lejos, parecía resaltar entre la multitud, fue a Dan especialmente feliz, y muy cerca de ella también estaba Tania, apoyada en una pared y abrigada hasta el cuello. Caminó a su encuentro como si esta ya la hubiera llamado. 
  –¿Viste a Dan?, está muy feliz –murmuró Diana –. ¿Tienes alguna idea de por que?
  Tania miró al cielo con cara de inocente, luego a Diana con una enorme sonrisa dibujada en su rostro.
  –No lo sé, tal vez porque ayer nos encontramos en el parque y… – Tania masculló un poco–. ¡Voy a salir con él este viernes para la tocata! 
  Diana abrió bien los ojos y sonrió alegrándose del logro de su amiga.
  ¡Asombroso!... hum… yo voy con Sam.
 Tania abrió también los ojos como Diana pero esta vez con un ceño de confusión.
–¿Tú y Sam? –Tania subió tanto una delgada ceja pelirroja que la oculto por completo bajo su flequillo –. ¿Por fin lo logró el eterno enamorado? 
  Diana, sin perder la calma, la miró fijamente con sus ojos que en ese momento eran de color miel. 
  –Somos amigos simplemente y lo sabes.
  –De la amistad al amor hay un solo paso –dijo ella cantando la última palabra y comenzaron a caminar, internándose en la escuela a la que aun no había llegado mucha gente y estaba bastante vacía.  
  –Sam no es exactamente mi tipo creo que… 
  Tania la interrumpió encogiéndose de hombros.
  –¿Y quién lo es?
  Diana miró el suelo un poco avergonzada con la pregunta.
   –Ya, ya, ya –dijo y sacó las manos de sus bolsillos para agitar sus brazos–.  ¿Sabes?… hum… va-vamos a ir con Sam a comer nachos después de la tocata, ¿vienes con Dan? –dijo tartamudeando un poco, pero logro lo que pretendía y distrajo a Tania de su pregunta, eso era algo simple, ella era muy distraída por lo general.
  –¿Segura?
  –Sí, a Sam no le importa –respondió, pero justo después de decirlo pensó que probablemente no estaba tan en lo cierto con esa afirmación, no importaba, después tendría tiempo para arreglarse de eso, además de seguro sería mas agradable la noche si tenían compañía. 
  Bel caminó hacia ella luciendo un extremadamente corto vestido negro con amarillo y botas cortas color chocolate. –Que gracioso –pensó Diana–. Yo congelada por el frío, con una chaqueta gruesa y camiseta manga larga y ella con un pequeño vestido y botas. 
  –Oh, aquí están.
  Tania la miró de arriba hacia abajo, con expresión de sorpresa, como si tampoco pudiera creer que solo llevara ese pequeño vestido, luego sacudió su cabeza. 
  –¿Dónde estuviste ayer?, no te vi mas después del almuerzo.   
   Bel desvió la mirada y levantó una mano para pasarla con elegancia sobre sus rizos. No parecía tener ni pisca de frio, o bien, lo disimulaba a la perfección, aunque no tenía el mismo éxito al disimular su incomodidad.
  –Fui a hablar con Diego. 
 –¿Toda la tarde? –pregunto Diana que no había pasado por alto esos detalles.
  –Sí, hablamos mucho –mintió, no le molestaba hacerlo de todas formas siempre terminaba confesando la verdad después de un tiempo.
  –Y ¿Van a ir a la tocata juntos? –soltó Diana con curiosidad, tratando de averiguar más de lo que ocultaba Bel.
  Bel las miró con ojos cansados, como si ya hubieran preguntado lo mismo cientos de veces.
  –No, pero creo que saldremos más tarde… 
  Diana se mordía la lengua y lamentó haber hecho esa pregunta, sabiendo que Diego fingía que él y Bel no salían, ni que se conocían.
  –Tania va con Dan –comentó tratando de corregir su error, ya dejaría para otro día lo de averiguar que le escondía su amiga.
  Bel la miró sonriendo como si se le hubiera olvidado lo de Diego, Diana suspiró al darse cuenta que cambiar de tema había funcionado para animarla.
  –¡Tienes que decirme cómo pasó!   
  Tania echó una mirada al cielo, Diana notó lo brillante y llenos de vida que estaban sus ojos verde musgo y la alegría que había en su sonrisa.     
  –Mmm… ahora tengo que irme pero después hablamos ¿Ok? –se despidió ella.
  –Claro.
 Tania giró quedando de frente con el gimnasio, caminó casi como si estuviera flotando, Diana la siguió tratando de “flotar” como ella también, pero el frio se lo impedía, tenía un paso corto, Tania hasta se reía.
  –Pareces un pingüino muy arreglado– bromeó. 
  Diana soltó una pequeña risa, era cierto caminaba como si fuera un pingüino y hasta llevaba un ridículo gorro naranja, demasiado fosforescente, que resaltaba en toda la escuela, tal vez por eso fue tan fácil que Dan y Alex las encontraran. 
 –¡Tani! ¿Cómo estás? –Dan tenía la misma expresión de Tania; ojos brillantes y llenos de vida.
  –¡Hola Dan! –lo saludó ella con una voz aguda. 
  –Ven, tienes que ver algo –Dan la tomó de la mano y la llevó corriendo por un pasillo de la escuela.
  Diana sonrió viendo como Tania y Dan corrían como niños en la pradera, parecían destacar entre los otros estudiantes de la escuela, como si su felicidad los hiciera resplandecer realmente y opacaran al resto.
  –¡Hola! –Diana se volteó para mirar a Alex que estaba sonriendo dejando ver, como siempre, sus dientes perfectos, haciendo que su rostro adquiriera un brillo incluso mayor al de Dan y Tani. 
  –¡Hola Alex! –“Él no es lo que parece” resonó en su cabeza.
  –Parece que se olvidaron de nosotros –bromeó el amistosamente, echando un vistazo en la dirección que sus amigos habían desaparecido hace unos momentos atrás. 
  –Sí que lo hicieron –resopló Diana sonriendo. “Eso fue un estúpido sueño, por culpa de la comida del cine… además es completamente… ridículo”, Diana frunció el ceño y meneó la cabeza tratando de concentrar sus pensamientos en Alex y en la realidad.
  –¿Te ha gustado la escuela? –preguntó por fin.  
  –Sí claro, es algo grande –Alex echó un vistazo a su entorno, Diana también lo hizo, era enorme y un potencial laberinto para los nuevos. La primera semana allí, había llegado tarde a casi todas las clases, por no poder encontrarlas a tiempo. Recordó una ocasión en la que había pasado al menos unos quince minutos deambulando y buscando de salón en salón sin encontrar el que le correspondía, hasta que se atrevió a preguntarle a la amable señora de la limpieza.
   –Yo antes vivía en una ciudad muy pequeña –continuó Alex–. No estoy acostumbrado a esto. 
  –Ya te acostumbrarás, la verdad no es tan grande como parece…  –Diana lo miró, tenía una expresión algo confundida… bueno, bastante confundida la verdad –. Si quieres te la puedo enseñar –sugirió con un hilo de voz.
  –Oh, eso sería grandioso –Alex, entusiasmado, se puso en marcha tomando la punta de los dedos de Diana para que comenzara a caminar.    
   Una chica comenzó a murmurar. Alex la vio de reojo era de cabello castaño con saltones ojos oscuros y llevaba un uniforme de porrista, luego fijó su mirada en Diana, ignorando por completo lo que los demás decían, ella, casualmente, ni siquiera lo había notado.  
  –… y ahí están los trofeos de la escuela –señaló Diana con un ademán del brazo, después de pasar junto a las grandes hileras de casilleros del primer piso.
  Alex miró una vitrina llena de trofeos; deportes, matemáticas, arte, música, deletreo, habían trofeos de todo. Claro, en una escuela tan enorme era prácticamente imposible no encontrar buenos competidores para lo que fuese. Luego vio una pequeña pancarta que promocionaba la tocata del viernes, la miró con avidez durante un momento, de verdad parecía que quería ir.
  –¿Seguro que no puedes ir? –dijo Diana colocando la mano en el hombro de él, la sintió incomoda allí, por lo que se apresuró a retirarla, pero el sentimiento no desapareció, la mano le sobraba y extendía la sensación a lo largo de su cuerpo, haciéndola sentir, de alguna manera, alguien más pequeña e insignificante de lo que en realidad era.
  –Me encantaría, pero… –Alex quitó la mirada del cartel–. No puedo.
  –¿Por qué no? –preguntó decidida a averiguar algo sobre Alex, aunque fuera algo aparentemente inútil, de alguna manera, que ni sus pensamientos más raros llegaba a entender, eso ayudaría a comprender por que le causaba tanta inseguridad. 
  –Simplemente no puedo –dijo algo triste encogiéndose de hombros.
  A Diana le pareció que su expresión ocultaba mucho más de lo que en realidad demostraba, y ese sentimiento solo agravó su curiosidad hacia él.
  –Realmente me hubiera gustado que fueras –confesó sin poder evitarlo y lo miró fijamente intentando descubrir que lo diferenciaba de los demás, pero a simple vista parecía un chico completamente normal, sin embargo había ‘’algo’’. Algo tenía y no lograba darse cuenta de que era. Todo se lo señalaba, incluso su sueño, pero ella, la muy ciega, no podía verlo.
  Alex se volteó para toparse con los ojos celestes grisáceo de Diana, la había conocido con los ojos muy claros por lo que el color siempre fue igual para él. Ella no apartó la vista, la curiosidad y ganas de comprender le ganaban ante la sensatez de ser discreta cuando alguien se daba cuenta que lo observabas tan potentemente. 
  –La próxima vez trataré de ir –prometió ignorando la no cautelosa mirada de la chica, que a cualquiera le podría parecer incomoda.    
  Diana le sonrió muy alegremente, olvidando por un momento sus cavilaciones y desvió su mirada, dándose cuenta de lo indiscreta que estaba siendo y lo fastidioso que le podía resultar a Alex. 
  –Creo que el sábado hay una fiesta de la banda, podríamos ir –sugirió con un involuntario entusiasmo mientras se balanceaba ligeramente hacia adelante y atrás y observaba la pancarta para no tener que mirar a Alex nuevamente –“Podríamos” maldición, no debo decir esas cosas –pensó ella con frustración al tiempo que su repentina alegría se esfumaba tan rápido como había aparecido y se mordía el labio disimuladamente.
  –¡Eso sería perfecto! –dijo sonriendo amablemente, al parecer sin notar el “podríamos”, ¿O si lo había notado y no le importaba?
   De todas formas Diana suspiró aliviada, no quería que él pensara que ella era una acosadora psicópata o algo así… Se interrumpió al darse cuenta que estaba actuando algo paranoica, o mas bien estúpida, probablemente Alex no estuviera prestando tanta atención a los detalles. No era algo normal en ella, preocuparse por tantas tonterías, por lo que trató de relajase y notó que su cuerpo estaba muy rígido, así que adoptó una postura mas despreocupada.
  –Bueno… sigamos con el tour –dijo tratando de bromear, algo en lo que no era muy buena, por no decir pésima, y se sorprendió bastante al notar que Alex sonreía.
  –Sí, señorita guía turística –dijo entre risas, Diana se unió a ellas sintiéndose repentinamente muy risueña, definitivamente ese día su humor no estaba definido no le sorprendería que en cualquier momento le dieran ganas de echarse a llorar o la asaltara un ataque de nervios de la nada.
  La risa de Alex era completamente encantadora, casi tanto como su sonrisa, a ella eso la hacía sentirse mucho mejor con él, como si no fuera tan diferente al resto o como si estuviera hablando con cualquiera de sus amigos.
   Se dispusieron a subir la escalera con un paso muy animado, Diana quería alcanzar a enseñarle toda la escuela, incluyendo el segundo piso, a pesar de que en este no había nada interesante y normalmente estaba casi vacío.          
  –¿Cuál es tu número? –preguntó Alex sacando un celular negro y muy grande, parecía muy antiguo.
  Diana no lo notó, su celular también era grande pero no parecía antiguo.   
  –Dame tu celular yo lo anoto –sugirió.
  Ella tomó el celular, tecleó su número rápidamente en la pantalla y lo guardó.
  –¡Listo! –exclamó devolviéndole el pesado celular a Alex–. Llámame para guardar tu número. 
  –Claro.
  En seguida sonó un tono de Heioupi.
  –Me encanta esa canción.
  –Es mi canción favorita –afirmó Diana mirando la pantalla de su celular, el hecho de que a Alex le gustara la misma música que a ella le hacía sentirse definitivamente mejor, eso no significaba que el extraño rechazo desapareciera, pero era suficiente como para que lograra reprimirlo, levantó su cabeza para observar a Alex con una sonrisa, se miraron por unos segundos sin que nada los molestara.
  –Nos vemos el viernes en la tocata Diana, tú y yo. 
  Diana meneó la cabeza, alguien interrumpió su tranquilidad y ese alguien obviamente era Sam, mordió el borde de su labio suspirando y se volteó para mirar a su inoportuno amigo.
  Tenía una petulante sonrisa de orgullo nada propia de él que no le gustó para nada. Sam movió su cabeza dirigiéndole una última mirada a Alex y luego se marchó con paso firme.
  –¿Asique vas a ir con Sam? –dijo arqueando las cejas y Diana sintió como si la estuviera acusando de algún crimen. 
  –Sí, me lo pidió hoy en el autobús –respondió con un tono que pretendía ser despreocupado, pero era tan mala disimulando como Bel, incluso peor–. ¿Por qué?­ –preguntó contraatacando.
  –Hum… solo quería saber –respondió él mirando el suelo. 
  Dan y Tania llegaron riendo y tomados de la mano.
  –Asique por fin notaron que nos olvidaron –bromeó Alex dirigiéndose a Dan.   
  –Perdón es que se nos pasó rápido el tiempo. 
  Diana vio su reloj de muñeca, faltaban diez minutos para entrar, recordó que Tania nunca desayunaba en su casa –Quizá pueda tener hambre –pensó.
  –¿No quieres comer algo Tania, antes de entrar al salón? 
  –Si estoy famélica.
  Diana rió levemente, había acertado nuevamente.     
  –¿Ustedes vienen? 
  –No, mejor no –respondieron los dos al unisonó. Alex miró a Diana con una sonrisa.
  –Nos vemos el sábado ­–le dijo justo antes de marcharse.

9 comentarios:

  1. Evelyn Estas Haciendo Mal Tu Trabajo ¬¬ / Con Anonimo Quiero Decir Que Soy Gabi Soto ♥

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  2. me gustó!! ^^
    este Alex en intrigante!!

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  3. ese alex se las trae buena historia amigas

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  4. Que será ese secreto tan misterioso que guarda alex, que le impiden ir a la tocata el viernes?¿ mmmm... está interesante :D Después continuaré con otro capi :)
    Me gustó!! Tania es maga?¿ O.O

    Muchos besotes y cuidaoos!

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  5. HOLA Chicas, quiero decirle que la historia va genial, escriben muy lindo, y ademas el relato está tomando un giro muy interesante, ese Alex es muy misterioso, y su amigo Dan me cae muy bien.
    entre otras cosas, tengo una duda con respecto a los ojos que cambian de color de Diana, la verdad es que no entiendo mucho el asunto, por que a principio del capitulo ella tiene los ojos colo miel, verdad? pero luego cuando alex la ve, tiene los ojos color celeste grisáceo, me gustaría saber por que?, estoy un poco confundida, si pudieran responder a mi duda les estaría muy agradecida.
    POR LO DEMÁS MUCHAS FELICITACIONES

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  6. Yo quiero saber por qué no puede ir a la tocata................................. O_O
    enfin.. que me muero de intriga =)

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  7. que sera lo que oculta Alex??? mmm quiero saberlo pronto me muero de la angustia!!!!
    me encanto este cap poco a poco me actualizo!! ya me faltan menos jejeje

    cariños!!!♥♥♥

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  8. Hola de nuevo!!! hasta ahora me encanta la historia escriben muy bien :D sigan sai

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  9. Mi niña querida sabes que escribbes genial, que no cambies nunca. El capi es magnífico y Alex, Alex...... Alex es especial.

    saludis vampi

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