sábado, 16 de abril de 2011

Capítulo ocho

  Holaa holaa :) llegó el capítulo ocho.
  Como siempre (aunque jamás va estar de mas) dar gracias a todoos los que nos siguen, a todos los que os leer y a los que comentan.
  ¡¡¡Saluuudooos!!! :D

                        Emocionada
  Diana no alcanzó a escuchar el sonido de su despertador ya que el sol de la mañana entró por su ventana y un rayo de luz le llegó de golpe en sus mejillas despertándola repentinamente. Bajó a desayunar, unos minutos antes de lo normal, por las escaleras de su casa de dos pisos que estaba decorada con muchos cuadros, la mayoría de castillos estilo medieval. Desayunó con calma porque no tenía ningún apuro, al terminar volvió a subir las escaleras en busca de su ropa para ir a la escuela.  
  Decidió poner un suéter con cierre color turquesa sobre su blusa blanca de tirantes y unos vaqueros con zapatillas. 
  Diana pudo oír la fuerte bocina del autobús que se encontraba frente a su casa, por lo que salió muy rápidamente.                                                                           
  Subió al transporte escolar y saludó al chofer del cual no sabía su nombre, mientras avanzaba vio que Bel estaba muy pálida, lo cual era muy extraño ya que ésta tenía piel morena, estaba sola y unos asientos más atrás se encontraba Moni que observaba la espalda de Bel con cara de pocos amigos. Diana se acercó hacia Maribel.
  –¿Estás bien? –preguntó sentándose junto a ella.  
La voz de Bel era triste y tenía un leve temblor.
  –Eso creo –respondió mirando por la ventanilla del autobús con gesto ausente.                                               
  Hubo un pequeño silencio luego del que Diana se animó a preguntar:
  –¿Se lo dijiste ya a tus tíos?                                            
  –No he podido –se lamentó ella y prosiguió–. Fueron a acampar al lago y no he hablado con ellos desde que lo supe.                                                                                   
  –No se lo ha dicho porque es demasiado miedosa –se entrometió Moni dirigiéndose a Diana, había avanzado y escuchado la conversación.                           
  Diana la miró con desaprobación, el autobús se detuvo y Bel se levantó de su asiento increíblemente rápido y se bajó a toda prisa sin mirarlas.                          
  –¿Ves lo que has hecho ahora! –gritó Diana indignada mientras se ponía de pie y sin esperar respuesta añadió:– ¿Crees que es fácil para ella?

  La gente que pasaba por su lado las miraba con extrañes, incluso algunos entrometidos se detuvieron para mirar como si fuese un espectáculo            
  –No es mi culpa que ella sea tan imbécil –escupió ella furiosa, ignorando por completo al grupito que las observaba cuchicheando a una corta distancia.                            
  –Pero tú deberías apoyarla.                               
  Moni lo pensó unos momentos, buscando las palabras exactas para expresarse y luego dijo:                       
  –¿Apoyarla?, ¿Para que sea aun más estúpida?                        
  –¡No!, para que no lo sea, se supone que es tu amiga. 
  –Lo era –le corrigió ella, poniendo mucho énfasis en la última palabra, para dejar bien claro que eso ya era del pasado –antes de estar con Diego –chilló.                             
  Diana la miró desconcertada.
  –¿Qué tiene que ver eso en todo esto? –preguntó sin comprender a Moni, no sabía por que estaba tan enojada, sería sensato reaccionar con tristeza o incluso decepción, pero el comportamiento de ella era completamente irracional. En un principio, cuando su amiga le contó a Diana como había reaccionado Mónica, ella no se lo había creído, pero ahora lo estaba viendo con sus propios ojos.
   Moni se quedó callada, sin saber como rebatir.
  –¡Tú no me entiendes, no entiendes nada! –exclamó con voz estridente, como si eso fuera una buena justificación, suficiente para declararse ganadora de la discusión.
  –Porque tú no explicas nada.                                    
  –No, no, no puedo –balbuceó–. Yo solo me preocupo por ella –dijo finalmente y se alejó.             
  Diana la miró con desprecio y salió del autobús dejando atrás a los curiosos que comenzaron a murmurar aun más que antes.
  Estaba, tenía que admitirlo, muy sorprendida, Moni siempre había sido su amiga, a veces era mal genio y otras veces actuaba estúpidamente sin justificación, pero nunca como para llegar a ese punto, en general las solía ayudar y apoyar en sus problemas, pero ahora se había salido de control.

  –¿Dónde se habrá metido Bel? –se preguntó, miró a su alrededor tratando de distinguirla de alguna forma entre los chicos y chicas de la escuela que ya habían llegado y se reunían para charlar después del fin de semana. Creyó distinguir una cabellera oscura y lisa que tal vez fuera la de Moni, pero trato de ignorarla y concentrarse en la búsqueda de su amiga, pero parecía haberse esfumado de la escuela y temió que hubiera decidido marcharse.
  Suspiró de alivio al encontrarla en un lugar apartado junto al gimnasio, no estaba sola, Sam estaba a su lado mientras Bel hablaba y la miraba con preocupación. No se necesitaba ser muy inteligente para entender lo que había ocurrido, esta vez si que había durado poco la determinación de Maribel para guardar un secreto.
  Se acercó con cautela, ambos la vieron aproximarse y esperaron en silencio a que llegara a su lado, pudo ver el rostro de Bel, tenía ojos llorosos, pero aparte de eso, a excepción de su inusual palidez, se veía normal y en calma.
  –¿Se lo dijiste? –lo formuló como pregunta, pero no tenía ninguna duda al respecto, la última confirmación había sido el rostro del confundido y asombrado Sam, probablemente era un reflejo muy parecido al de ella misma cuando fue su turno de saberlo.
  –Sí –respondió aunque no fuera necesario y se encogió de hombros para dar a entender que no tenía importancia– Pero no se lo dirá a nadie –se apresuró a asegurar ella ante la mirada de su amiga.                                             
 –Claro que no –afirmó Sam con voz queda.
  Diana suspiró y asintió, le creía, ese no era precisamente el problema.                                                    
    Hubo un largo silenció, aunque ninguno de los tres pareció darse cuenta de este, cada uno estaba inmerso en sus propias cavilaciones.
  –Hum… –murmuró Bel después de un momento–. Ustedes creen… ¿Creen que podría decírselo a Derek?
  Diana levantó la vista al igual que Sam, Bel miró con insistencia a éste último para saber la opinión que tenía sobre su hermano.
  –¡Ah! Bueno… –dijo algo sorprendido–. Supongo que sí, Derek no es chismoso… pero de seguro se lo diría a Katty.
  –Claro, se lo diría a Katty –murmuró Bel para si misma.
  –Bel… solo trata de que no lo termine sabiendo toda la escuela –Diana trató de avisarle, pero estaba intentando evitar lo inevitable, y lo sabía.       
  –Lo haré, no se lo voy a contar a cualquiera, pero ellos dos merecen saberlo ¿no? Yo me sentiría mal si ustedes me ocultaran algo así.
  Ella no respondió, ya había escuchado eso varias veces antes y a pesar de que Bel lo decía con seguridad, sin mentir, era predecible como acabaría todo, en esa escuela hasta los secretos mejor guardados corrían peligro a veces.
  –Bueno –dijo Bel al ver que nadie decía nada–, voy a ir a buscarlos ¿Saben donde están?
  –¡¿Se lo dirás ahora?! –se sorprendió Sam.
  –Por supuesto, mientras antes lo sepan mejor ¿No creen?
  Sam y Diana no contestaron ante esa pregunta ya que ninguno estaba de acuerdo con ello, observaron como su amiga se alejaba caminando y luego se fueron a sentar a una pequeña banca que había cerca de ahí.
  Diana le contó la discusión que había tenido con Moni hoy en el autobús y luego ambos concedieron que, al menos de que no conocieran bien a Bel, se lo terminaría contado, prácticamente ella misma, a todos los que conocían y que pronto no habría nadie en toda la escuela que no supiera que Maribel Smith iba a tener un bebe de Diego White. Eso era algo que ambos les preocupaba bastante, aunque no tenía solución, siguieron hablando de otras cosas para tratar de olvidar ese tema y relajarse un poco.
  –¿Qué te parece si salimos después de clases? –preguntó Sam a Diana cuando no debía faltar mucho para el toque de timbre–. Podemos ir a tomar un batido de frutas, pronto hará demasiado frio para poder disfrutar de uno.  
  –Hoy no puedo –respondió, acababa de acordarse de que Alex la había invitado a ver una película ¿Cómo había podido olvidarlo? Evaluó con la mirada su patético atuendo y deseó haber elegido algo mejor, ya tendría tiempo para arreglarse al llegar a su casa, pero en ese momento los nervios la habían asaltado por sorpresa, haciendo que de repente todo en su mente se volviera un caos total.                                         
  –¿Por qué no puedes? –la voz de Sam la regresó de golpe a la realidad.                                                                
  –Voy a salir con Alex –apenas lo dijo, lamentó profundamente haber sido tan exacta, pero su confusión le había hecho olvidar que era Sam con quien hablaba, podría haber dicho perfectamente: ‘’Estaré ocupada’’ o simplemente ‘’Voy a salir’’ y no habría tenido ningún problema.
  Se mordió el labio con nerviosismo y levantó el rostro para encontrarse con la mirada de su amigo.
  –¿Con Alex? –preguntó y Diana notó el tono despectivo que empleaba inconscientemente–. Hace solo unos días me dijiste que no pasaba nada entre tú y él.
  Diana suspiró, podía ser una gran mentirosa que de todas formas acabaría siendo descubierta al final o podía decirle la verdad y aceptar que éste se enojara por haberle mentido antes.
  –Bueno… es verdad que no pasa nada… pero tal vez… –balbuceó –. Tal vez me guste… un poco.
  Vio de reojo la expresión de desengaño que invadía su semblante, pero él no dijo nada, solo miró al cielo y apoyó su espalda en la pared que tenían detrás.
  Diana se sintió mal al pensar en el daño que le hacía y trató de encontrar las palabras adecuadas para expresarse.
  –Sam, sé que debí decírtelo cuando me lo  preguntaste, pero no te enojes con migo –pidió con voz débil. 

  –No estoy enojado, solo algo… –dejo la frase en el aire mientras negaba con la cabeza.
    –Quizás el viernes podríamos ir a tomar un batido, tal vez tienes razón y después, cuando llegue el invierno ya no se puedan disfrutar. También podemos invitar a los demás –sugirió Diana intentando decir algo que lo animara–. ¿Qué te parece?
  –Sería genial –contestó sin ánimo y trató de esbozar una media sonrisa.

  

  Alex tomó esperanzado la antepenúltima película que quedaba y miró el título ‘’ Técnicas de pintado en…’’ no terminó de leerlo y lo arrojó a cerro de otros DVDs  que había a su derecha. Los otros dos que quedaban ni siquiera se esforzó en leerlos, ambos tenían el titulo escrito a mano y el papel tenía los bordes irregulares como si lo hubieran recortado simplemente con los dedos, obviamente eran de algún partido de beisbol o de soccer de hace quien sabe cuantos años.
  Suspiró al mirar la torre de películas que aún quedaba al otro lado del televisor, era mas pequeña que la que acababa de ver, pero de todas formas oscilaba peligrosamente al menor movimiento. En ella tenía que haber algo que valiera la pena, porque si no estaba perdido.
  Amontonó, ahora ordenadamente, todas las cajas de DVDs ya revisadas, a excepción de tres, que eran hasta el momento sus ‘’fantásticas’’ opciones, dos de ellas eran de películas mudas en blanco y negro, y la otra mostraba en su portada la caricatura de un elegante oso con un bastón y un sobrero.
  ‘’Tengo películas geniales’’ ¿Cómo había sido capaz de decirle a Diana semejante estupidez? Lo único que tenía eran solo cintas de deporte pertenecientes a su padre y tonterías de manualidades de su madre del estilo ‘’Hazlo tu mismo’’
  Observó de la forma más suplicante que pudo el otro montón, rogando mentalmente poder hallar ahí algo decente. Al igual que antes fue dejando a su izquierda todos los DVDs  que pertenecían a sus padres, y a su derecha añadió, sin mucha emoción, una cinta cuyo nombre no podía leer ya que estaba escrito en japonés o tal vez chino.
  Cuando ya iba por la mitad comenzó a perder las esperanzas, no tenía suficiente memoria como para recordar en que lugar de esa enorme ciudad había alguna tienda de películas y ya no tenía tiempo para averiguarlo, Diana podía llegar en cualquier momento ¿Qué ocurría si lo único que tenía era una pésima grabación del campeonato nacional de basquetbol de hace mas de diez años?
  De los nervios empujo el DVD que se proponía a tomar y lo arrojó detrás del televisor. Alex Introdujo su brazo atrás del mueble para alcázar la película que había caído encima de unos empolvados cables, pero al momento que la tomó, se levantó una pequeña pero densa nube de polvo. Él soltó un fuerte estornudo y su cabeza se dio de golpe con una esquina sobresaliente del mueble del televisor, esto hizo que la pila de DVDs aun no revisados se le cayera encima.
  –¡Rayos! –murmuró saliendo de detrás del mueble y llevándose la mano a la sien donde se había golpeado y sentía un dolor punzante.
  Pestañeó mientras leía el título de la película que aún sostenía ‘’Titanic’’
  Soltó un resoplido, no había nada que encajara menos en la categoría de ‘’sorpréndeme’’ De todas formas lo dejaría en las opciones, buscó en su alrededor, pero estas habían quedado sepultadas por los demás DVDs caídos.
  Observó el reloj que colgaba de la pared y sintió que el alma se le caía a los pies, Diana debía estar a punto de llegar y el no tenía nada, absolutamente nada.
  Rebuscó con desesperación entre todas las películas que había a sus pies buscando algo que lo salvara, pero no tenía caso. Las tomó apresuradamente intentando ordenarlas sin que se volvieran a caer, cuando acabó, levantó la de Titanic, pensando que no podía haber nada mas patético, poner uno de los largometrajes mas románticos que existían parecía un intento demasiado obvio, y si Diana no sentía lo mismo que él, sería algo por completo humillante, pero no tenía otra opción, lo supo con certeza al oír unos golpes en la puerta.
  Puso la película lo mas rápido que pudo en el reproductor de DVD ¡listo! Ya no podía arrepentirse y decirle a Diana que verían ‘’El oso elegante’’ solo quedaba tomárselo con humor y fingir que era chistoso ver Titanic cuando ella esperaba un ‘’sorpréndeme’’
  Se sacudió el cabello haciendo caer un montón de motas de polvo que se le habían pegado. Echó un último vistazo a su alrededor para asegurarse de que no se le olvidaba nada, pero el lugar se veía increíble, eso merecía su propio reconocimiento, el mismo había ordenado el anterior desastre que había ahí, pero eso le había hecho olvidar el detalle más importante: la película.  Suspiró tratando de afrontar psicológicamente lo que su destino le pondría por delante y se dirigió a abrir la puerta.
  

   Diana dio un par de golpes en la puerta de la casa de Alex que tenía un aspecto acogedor y estaba hecha de ladrillos. Él abrió solo unos momentos mas tarde.  Estaba vestido con una camisa blanca, vaqueros oscuros y tenía el pelo un poco despeinado, pero eso a Diana le gustaba.
  –¡Diana!, te estaba esperando –dijo Alex con su increíble sonrisa.                                                                     
  –¿Me tarde mucho? –preguntó tratando de calcular mentalmente el tiempo que había ocupado arreglándose, había tratado de apurarse.                     
  –No te preocupes, pasa.

  Entraron al Living donde había un gran ventanal que dejaba entrar una agradable brisa e iluminaba toda la habitación ocupada por un viejo sofá beige y en un mueble un gran televisor rodeado de innumerables CD’s.

  –Estuve ordenando, esto estaba hecho un desastre.
  –Hiciste un buen trabajo, y ¿Qué vamos a ver?
  Alex lo pensó un poco antes de responder. 

  –Titanic –dijo mirando de reojo a Diana– ¿La conoces? –Bromeó, aunque por algo que Diana no entendió no parecía muy feliz.  
  –Claro –respondió ella sonriente, aunque le sorprendía un poco que Alex hubiera elegido esa película, pero no le molestaba–. Pero nunca he tenido la oportunidad de verla.
  Alex se sorprendió un poco, pero luego sonrió complacido de si mismo. 

  –Está bien, siéntate mientras voy a buscar un poco de comida.
  Alex se dirigió a la cocina y Diana se sentó en el sofá que olía a vainilla, mientras miraba un hermoso cuadro de cisnes, Alex llegó con papitas y soda. 
  –¿Te gustan las papitas? 
  –Sí, me encantan. 
  Alex le sonrió ampliamente y luego encendió la televisión, colocó la película en el reproductor de DVD y fue a sentarse junto a Diana. 
  –¿Te sientes cómoda? –preguntó él. 
  –Sí, me siento perfectamente.            
La película comenzó.  
  –¿Sabes?, no creo que Leonardo Di Caprio sea muy lindo –comentó Diana que no lograba mantener su atención en la película. 
  –¿Enserio?, eres una de las pocas.  
  –No lo sé…, no me gustan los rubios.
  –Entonces ¿Te gustan los que tienen el pelo oscuro? 
  Pensó unos segundos no sabía si decir o no lo que tenía en mente, pero finalmente se armó de valor y respondió observando a Alex de reojo
–Si, como tú –dijo tímidamente. 

  Alex rio entre dientes y se acercó a Diana un poco mas, ésta, nerviosa, tomó un mechón de su cabello y comenzó a jugar con él, desde hacia tiempo tenía esa costumbre.     
  –Pero tú eres completamente rubia –dijo, aun riendo después de observarla.
  –Así es, pero no me gusta.
  –¿No te gusta? –se extraño Alex –. Pero si tu cabello es genial.
  Diana observó el televisor un poco avergonzada y luego se dispuso a ver la película. Estaba en el momento que los protagonistas se vieron por primera vez, entonces Diana recordó la primera vez que ella vio a Alex, pero no tuvo ni un cuarto del romanticismo que esa escena. 

  A Diana le dio un repentino escalofrió, notó que sus brazos estaban muy fríos, tal vez por que la ventana seguía abierta, se acercó a Alex disimuladamente para que él no lo notara y denuevo sintió el increíblemente agradable calor que había experimentado cuando tomó su mano. 
  –¿Qué pasa? –preguntó él, a pesar de su intento de que no se percatara Diana había sido demasiado notoria. 
  –Me dio un escalofrió. 
  Para la sorpresa y alegría de la chica Alex la rodeó con su brazo.
   –Solo estás muy helada.

   –Gracias –murmuró ella, acurrucándose a su lado y sintiendo que su corazón daba un vuelco. Sonrió mirando al piso para que no la viera.  
  Alex también lo hizo y volvieron su atención a la película que ya estaba por terminar, a pesar de no haberle prestado mucho interés, Diana no pudo evitar que unas lágrimas cayeran por sus mejillas.
  –Vamos Diana, no te pongas así.  
  –No te preocupes es solo la película –dijo sin querer parecer llorona–. Me dolería mucho perder a la persona que amo –murmuro secándose los ojos. 

  –Creo que yo tampoco lo soportaría –Alex pensó un segundo, levantó una mano para secar delicadamente bajo los ojos de Diana–. No soportaría perderte a ti.
  Diana fue incapaz de articular palabra alguna por unos momentos que para Alex contuvieron toda una eternidad dentro. Ella estaba impactada pero a la vez  maravillosamente feliz, nunca se había sentido de esa forma tan especial, como si ese momento estuviera dominado por una extraña magia.
  –No tienes porque perderme– le aseguró con una voz cargada de cariño.
  Se volteó para mirarlo, sus ojos verde esmeralda parecían resplandecer. Estaban muy cerca y Diana podía escuchar con claridad cada latido del corazón de Alex, era lo único que escuchaba, la canción que pasaba con los créditos de la película podría estar en volumen máximo y aún así no la habría notado para nada. Lo único capaz de interponerse a ese sonido, fue la voz de Alex que hablaba en un susurro, aunque parecía estar completamente a coro con su corazón.

  –Tú tampoco tienes que perderme a mí –aseguró.
  Alex se acercó a ella y a pesar de estar separados por solo un par de centímetros el tiempo que demoró fue como si cada segundo equivaliera a años.  Posó suavemente sus labios con los de Diana, envolviéndola por completo en su calidez. Fue un beso largo e intenso en el que el corazón de Diana latía más y más de prisa, Alex jugaba con los dedos en su cabello y ella enrolló sus brazos alrededor de su cuello para acercarlo más hacia si.
 Después de un tiempo, imposible de medir con exactitud, se separaron el uno del otro unos pocos centímetros.
  –Hueles bien –dijo Alex en un susurro y luego volvió a besarla, solo por un instante, pero de todas formas los ojos de Diana se tornaron de color un verde muy brillante, parecidos a los de Alex, aunque no con el mismo tono de las esmeraldas.

  –Gracias, tú también llevas un exquisito perfume – respondió, tal vez antes no había logrado notarlo, por lo amenazante que le parecía, pero ahora percibía con toda claridad lo dulce y delicioso que éste era. 
  Diana le sonrió mirando su reloj de muñeca detrás del cuello de Alex. 
  –¡Oh! Dios, me tengo que ir. ¿Te veo mañana? 
  –Claro –dijo el sonriendo con entusiasmo ante la perspectiva de que mañana se vieran, aunque solo fuera en la escuela–. Eh… Diana ¿Vas al baile de las hojas? 
  –Sí.
  –¿Tienes con quien ir? 
  –Supongo que no.
  –Entonces ¿Quieres ir conmigo? –preguntó Alex con una sonrisa de niño bueno que hizo a Diana soltar una risa cantarina. 
  –Por supuesto, Alex –contestó, de repente había dejado de parecerle algo aburrido e instantáneamente sintió ansias de que éste llegara pronto.

12 comentarios:

  1. Ola, dejaste un coment en mi c-box y por curiosidad llegue aqui
    Por cierto muy lindo tu blog :D
    Quería preguntarte como o de donde sacaste el traductor de pagina (el primer gadget que tienes a la derecha que dice idiomas con unos banderines jaja)

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  2. Pobre Sam, esta perdidamente y locamente enamorado de Diana pero ella esta enamorada de Alex que pena. porque vamos no se de que color tendra Sam el pelo si rubio o moreno pero Diana a Sam cuando le comente lo que ha pasado con Alex lo va a pasar mal pero muy mal. Me va a dar mucha pena.

    Que asco de amigas mas cotillas que tiene Bel quitando a Diana, que les van a decir a todos que ella esta mal, que esta embarazada de ese chico. De verdad que esas cotillas, compañeras de ellas en la escuela, en el autobus, que mas les da lo que le pase, nunca se habían preocupado por ella hasta ese momento que le estaba comentando a Diana lo sucedido en el autobus.

    Lo de quedar a tomar el helado con Sam y los demás me ha gustado mucho por lo menos que a su amigo no le deje solo.

    Me ha gustado mucho el capi, cada vez me va enganchando mas y yo seguramente me quedo con Sam, Alex no creo quie me guste mucho.

    Jjajajajajaja empiezo a leer hacia atras, como los cangrejos, jajajjaajjaja. Haber si empiezo desde el primer capi mi niña. que espero que esten genial.

    saludis vampi

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  3. O.O WAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA.....!!! no lo puedo creer!! que... que... genial!! de verdad, me encantó! Está para ronronear, ese Alex seguro tiene muchas enamoradas de él en este blog!! Y YO SOY LA NÚMERO UNO, DESPUES DE DIANA, CLARO!!
    besos, ya quiero el siguiente, aunque sigo sin creérme lo de Bel, ¿embarazada? ¿o leí mal?
    http://sol-crepuscular.blogspot.com/

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  4. mi niña me comentaste en los mismos capis o solo los leiste?

    gracias por pasarte,eres un solete muy grande y un encanto.

    saludis vampi.

    PD: pronto seguire leyendo, cuando tenga un poco de ánimos, mañana tengo revision con el medico haber que me dice. espero que todo salga bien aunque despues no tengo ganas de hacer nada de nada, estare cansada, agobiada y no se que decir mas. pero ya sabes que me voy pasando y te voy leyendo capis atrasados.

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  5. ola mi niña. nuevo capi. saludis vampi

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  6. Muy buen capitulo..me encanto!! me da un pelin de penilla Sam...
    Losiento por no haberme pasado antes
    Un saludo!!

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  7. awwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwww
    moriii
    ahhhhhh
    chicas me encanta la historia!!!
    he pasado todo el dia leyendola xD

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  8. muy bella la historia se pone interezante cada vez mas xd besos sigan asi

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  9. empece a leer y queria esperar hasta leer el ultimo cap que han publicado para comentar pero este cap es lo mas tierno que he leido y me encanto, ahora ire a leer los caps que me faltan para ponerme al corriente con la historia!!!

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  10. Siiiii!, x fin se besaron!, k escena mas romantica y con Titanic d transfondo!. Me ha encantado este capi, voy a x mas!!!

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  11. WOOOOOWWWW SISISISISSI LO AME!!!

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