viernes, 8 de julio de 2011

Capítulo diecisiete

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 Esperamos sus comentarios :D


Desaparecido
L

a primera reacción de Diana habría sido alejarse, pero cuando estaba a punto de hacerlo una pequeña parte de su mente la hizo darse cuenta de que ella no quería hacerlo, que se sentía feliz así, mucho más que cuando jugaron bolos o cuando fueron a comer a ese pequeño local.
  Diana se aferró a Sam y a esa felicidad que hace unos minutos le parecía tan lejana que casi ni recordaba. Le devolvió el beso por largo tiempo, aunque no era muy consciente de éste ni de nada, sintió que había algo desesperado en ellos, ya fuera por parte suya o de Sam. Cuando se separaron a Diana le sorprendió notar que habían llegado a la puerta de su casa. Miró a Sam y se dio cuenta que tenía un brillo extraño en los ojos que ella no recordaba. 
  –Tengo que irme a casa –susurró él–. Adiós Diana. 
  Ella no respondió, se sentía en estado de shock. 
  Sam se deshizo de su abrazo, dejando que los brazos de Diana cayeran como cuerdas sin vida a sus costados, y caminó hasta su automóvil sin mirarla, cuando se alejó en el coche sus ojos seguían brillantes. Diana no se movió ni un centímetro hasta darse cuenta que tenía tanto frío que tiritaba de pies a cabeza y era incapaz de sentir sus dedos.
  Entró a su casa y sin saludar a nadie pasó de largo a su cuarto.
  Mientras se arreglaba para dormir se negó pensar en lo que acababa de ocurrir, sin embargo cuando se fue a la cama se dio cuenta de que era un tema que no podía seguir evitando con ella misma, Sam la había besado y para ser más exactos ella también lo había hecho. Vio que la fotografía de Alex le devolvía una mirada acusadora y se dio vuelta para no tener que verla. ¿Por qué había hecho lo que había hecho?, ¿Acaso amaba a Sam? O ¿Lo había utilizado para olvidar sus penas? 
  Desecho rápidamente la primera idea, ella solo amaba a una persona en todo el mundo, y esa persona no era Sam, ¿Pero podía sentir algo por él?. Lo quería, eso estaba claro, había sido su mejor amigo desde hace muchos años, pero nunca había correspondido a los sentimientos que sentía por ella, incluso cuando no había estado enamorada de nadie ¿Qué había cambiado ahora? Diana pensó en la segunda opción ¿Habría sido capaz de utilizar cruelmente a su mejor amigo de esa forma? No…, al menos no conscientemente de eso. ¿Estaba su propio inconsciente jugándole una broma para que le gustara Sam y olvidara a Alex? ¿Cómo podía saberlo? Cada una de estas cientos de preguntas surgía una sobre otra sin dejarle un tiempo para que pensara con claridad. No quería imaginar en lo que pasaría mañana ni en qué le diría a Sam. Tal vez lo mejor sería decirle que en verdad no lo amaba, decirle que estaba confundida… y tener que soportar ver su cara de decepción, sabiendo que lo había ilusionado… Pero entonces Sam se alejaría de ella y volvería a quedar completamente sola, sin nadie. Diana sintió un escalofrío y se acurrucó en su cama. ¿Pero si le daba una oportunidad? Recordó la pequeña felicidad que sintió cuando lo besó, no era ni una milésima parte de lo que sentía con Alex, pero seguía siendo lo que más se le parecía, y eso era bastante.
  A Diana le parecía que acababa de cerrar sus ojos hace un segundo, cuando su teléfono celular en su mesita de noche, la despertó. Pestañeó varias veces tratando de leer lo que decía en la brillante pantalla. Era Derek, pensó en cortar, pero finalmente contestó. 
  –¿Alo? –dijo ella con voz ronca.
  –¿Diana? –preguntó la voz de Derek desde su teléfono, su voz, a diferencia de la de ella, no tenía ni pisca de cansancio.
  –Sí, ¿Por qué me llamas a esta hora?–inquirió tratando de ocultar su mal humor, y buscó con la mirada el brillo de color verde que le permitiera ver la hora, no lo encontró, pero a juzgar por la densa oscuridad debía ser alrededor de las cuatro de la mañana.
  –¿Esta Sam contigo? –Diana recordó de pronto lo que había ocurrido el día de ayer, sacudió la cabeza tratando de alejar los recuerdos.
  –Claro que no, él se fue a casa.
  –Ah… ok. 
  Se dio cuenta de la preocupación que había en su voz y se preguntó si ella también debería estar preocupada. 
  –¿Ocurrió algo? 
  –No, no es nada, solamente debió haber salido a algún lugar. 
  –Bueno –dijo Diana bostezando–. llámame si aparece.  
  –Lo haré –prometió Derek y luego cortó.
    Diana vio la hora en su teléfono, eran las 4:43 AM. ¿Dónde se había metido Sam?, no le mencionó que iba a ninguna otra parte, de hecho Diana recordaba haberle oído decir algo sobre su casa. Ella no quería pensar, se encontraba demasiado cansada, se cubrió la cabeza con las sábanas y se durmió al instante.
  A la mañana de ese día Diana no recordaba con claridad lo que había ocurrido. Si no hubiera visto el nombre de Derek en la lista de llamadas habría pensado que no fue más que un confuso sueño.
  En la escuela buscó a Sam, pero no se veía por ninguna parte, tampoco Derek. Sin embargo encontró a Katty hablando con un par de amigos de su grado.
  –¡Hey Katty! –la llamó Diana.
  –¿Si? –dijo ella mientras se volteaba y la miraba con una sonrisa, llevaba su pelo rojizo recogido en un pequeño moño con algunos mechones sueltos junto a su rostro.
  –¿Sabes donde está Sam o Derek? –preguntó–. ¿Vinieron a la escuela hoy?
  –No lo sé, Derek no me ha llamado, ¿Por qué?, ¿Pasó algo?
  –No estoy segura –admitió Diana mordiéndose el labio con nerviosismo –Anoche Derek me llamó y dijo que Sam no había vuelto a casa, le pedí que me llamara cuando apareciera pero no he sabido nada de ninguno. 
  Katty asintió lentamente.
  –No te preocupes, Derek siempre olvida llamar –la tranquilizó mientras ponía los ojos en blanco–.  Probablemente le dio sueño venir hoy, son un par de flojos.
  –Está bien –dijo Diana con una pequeña sonrisa y luego añadió–. Avísame si sabes alguna señal de ellos.  
  –Claro –aseguró Katty y se volteó para seguir hablando con sus amigos. 
  Diana se alejó lentamente, la conversación con Katty no la había dejado muy satisfecha. 
  En clases de Matemáticas todos corrían de aquí para allá, ya que el profesor Markt ni siquiera había aparecido. 
 Diana sabía que Alex estaba sentado solo unos lugares detrás de ella, pero no se atrevía a echar un vistazo, la última vez que lo había mirado fue cuando estaba con Sam, lamentaba no ser más disimulada al evitarlo. 
  –¡Viene Harrison! –gritó de pronto un chico llamado Martín que tenía la cabeza asomada por la ventana. 
  Todos corrieron desesperadamente a sus puestos haciendo incluso más ruido que antes. Diana ni siquiera se movió.
  La puerta del aula se abrió de golpe y por ella entró el señor Julio Harrison, les dirigió a todos una mirada severa, la detuvo unos segundos más en Martín, de seguro había oído su grito.
  –Debido a que su profesor el señor Víctor Markt –dijo el director con tono muy serio mientras paseaba la mirada por sus demás alumnos–. Ha presentado hoy su renuncia, yo les voy a hacer clases.  
  Se escuchó un murmullo de decepción en general, sin embargo Diana agradeció que ahora pudiera tener la mente ocupada en algo. 
  –¿Por qué se fue el señor Markt? –Preguntó una chica de pelo largo, Diana estaba casi segura de que su nombre era Sophie–. Solo estuvo un día aquí.
  Diana supuso que a los demás les apenaba su marcha porque éste no los había hecho trabajar en absoluto, sin embargo a ella la aliviaba enormemente y sin contar el hecho de la poca confianza que le daba ese tipo.
  –Los detalles de su renuncia son personales Señorita Mac-Donald –contestó el señor Harrison–. Ahora todos saquen sus libros y ábranlo en la página 272 de la última unidad.
  Diana se dio vuelta con la mirada pegada en el piso, sacó lo más rápido que pudo el libro de su bolso, lo cual no era una tarea muy fácil ya que éste era increíblemente grueso, se volteó sin levantar la vista mientras se preguntaba qué hubiera ocurrido si ella y Alex no hubieran estado en la misma escuela. ¿La separación habría sido más fácil o más difícil?, Bueno, realmente más difícil no podía ser, pero aunque odiaba las miradas incomodas entre ambos ¿Habría soportado vivir sin saber nada de él?, La idea hizo que se le encogiera el estomago y agradeció que Alex se encontrara a unos pocos pasos de ella.
  El resto de la hora transcurrió aburridamente y sin problemas para Diana. 
  En el almuerzo fue a sentarse con Dan y Tania, que estaban felizmente reconciliados luego de su ultima pelea, ninguno de los dos sabía nada ni sobre Sam ni sobre Derek, pero tampoco le dieron importancia. 
  No habló con nadie más en el resto del día y se dedicó a pasear cabizbaja muy nerviosa ¿Qué había pasado con Sam? ¿Por qué Derek no había llamado? ¿Por qué habían faltado a la escuela los dos hoy? 
  Tal vez ella lo estaba exagerando todo, pero cuando llegó al punto en que ya no soportó no saber las respuestas de todas estas preguntas tomó su teléfono celular y llamó a Derek, no hubo respuesta, tenía el teléfono apagado, sabía que era completamente inútil, pero siguió llamando una y otra vez esperando un milagro. En su desesperación incluso llamó a Sam un par de veces a pesar de saber que su móvil se había extraviado hace más de un año en la fiesta de cumpleaños de Tania.
  El último número al cual llamó fue el de un taxi, iba a ir a casa de Sam para averiguar ella misma lo que pasaba, por lo menos así se quedaría tranquila.
  –Buenas tardes –Saludó el chofer del taxi. A Diana le recordó a Raúl a pesar de no tener ningún parecido.
  –Déjeme aquí –dijo Diana cuando llegaron frente a la casa de Sam, pagó y se bajó del coche, cuando éste se fue la calle quedó desierta, no había ninguna persona, solo un viejo automóvil color verde y una moto policial.
  Diana se encaminó a la casa que había ido tantas veces en su infancia. Sam y ella se conocían desde primer grado. La casa era muy grande y de color verde menta que le daba un aire de frescura.
  Tocó el timbre y esperó dos segundos pero nadie salió por lo que lo tocó nuevamente con más fuerza que antes, como si eso hiciera que sonara más alto. La puerta de entrada se abrió y salió Derek.  
  Había algo en su expresión que hizo que Diana sintiera un escalofrío.  
  –¡Derek! –lo llamó–. ¿Qué paso con Sam?, ¿Por qué no me has llamado? 
 Derek no respondió hasta que estuvo frente a ella, cuando lo hizo su voz era inexpresiva.
  –Porque Sam no ha vuelto Diana, está desaparecido. 
  –¿Desaparecido?, ¿Cómo que desaparecido? –exclamó Diana sintiendo como si le hubieran tirado un balde de agua fría, algo en esas palabras no encajaba, tenía que haber un error– ¿A qué te refieres con eso?
  –¡Sabes a lo que me refiero! –gritó con irritación, los ojos se le salían de las orbitas. Ella nunca en su vida lo había visto así, Derek se caracterizaba por ser tranquilo y a veces incluso se tomaba los problemas demasiado a la ligera– ¡Él no regreso anoche! 
  Diana intentó entender lo que pasaba. Lo que escuchaba le parecía estúpido ¿Cómo podía estar Sam desaparecido si solo ayer había estado con ella?   
  –Pero… debe estar en algún lugar ¿No? –balbuceó Diana–. No puede haber desaparecido así como así.
  Derek no le respondió la pregunta, su mirada había vuelto a ser inexpresiva, solo se limitó a decir con voz monótona:
  –Debes irte, ahora estoy hablando con la policía.
  –No me iré Derek –protestó con desesperación y haciendo un grandísimo esfuerzo por sonar firme y segura– Quiero ayudar.
  Derek hizo como si no la hubiera escuchado.
  –Vete a casa Diana. 
  En ese momento ella se dio cuenta de que Derek estaba muy despeinado, tenía unas grandes ojeras y llevaba puesta la misma camisa negra que tenía ayer. Probablemente no había dormido nada. Diana sintió pena por él. 
  –Pero yo… –farfulló ella sin saber cómo defenderse, entonces cayó en cuenta de algo–. Yo fui la última persona que estuvo con Sam anoche, tengo que poder ayudar en alguna cosa.
  Derek lo pensó unos segundos y sin decir nada sacó un llavero de su bolsillo, era enorme, aunque solo poseía tres llaves, tenia colgando una infinidad de llaveros de distintos tipos, incluso reconoció uno que ella le había regalado hace años.
 –He llamado a tu teléfono –murmuró a Derek mientras entraba–, pero está apagado.
 –¡Maldición! –exclamó él guardando las llaves y sacando su celular–. No puedo tenerlo apagado en un momento así, mi madre podría haber llamado.
  –¿Está de viaje? –preguntó Diana, aunque supuso que así era, el trabajo de la madre de sus amigos la mantenía viajando constantemente.
  Derek ni siquiera le respondió, cuando traspasaron la puerta salió corriendo hacia el interior de casa probablemente para buscar un cargador para su móvil.
  Diana se quedó en la habitación, las paredes eran de color azul cielo y la mayor parte de la sala estaba ocupada por una mesa de vidrio que tenía un par de tazas de café ya frio encima, el piso estaba completamente cubierto por una peluda alfombra blanca. Sin embargo no fue eso lo que llamó su atención, en un par de sillas estaban sentados dos policías, el que parecía mayor tenía una reluciente calva y aire de superioridad, el otro era flacucho y moreno.
  Ambos miraban a Diana con extrañeza, pero fue el último el que se dirigió a ella.
  –¿Es usted la madre?¿La señora Annie Jones?
  –¿Qué? –preguntó Diana ¿Tan mal se veía últimamente como para que se dirigieran a ella como “señora”?.
  –Claro que no dijo el policía calvo –pero al mismo tiempo se levantó y observó a Diana, luego le dirigió a su compañero una mirada como si éste fuese un tonto y volvió la vista hacía la chica–. ¿Quién eres?
  –Diana Tágata –fue Derek quien respondió, en ese momento acababa de regresar, aunque aún llevaba su teléfono en la mano.
  –Claro, claro –murmuró el hombre como si siempre lo hubiese sabido–. Yo soy el oficial Miller –se presentó, de una forma que aumentó más el aire de superioridad que Diana veía a en él.
  Derek cruzó la habitación y tomó un enrollado cable de la mesa en el que Diana no había reparado y debía de ser el cargador, luego volvió a marcharse murmurando algo parecido a un “Ya vuelvo”.
  –El sub oficial Rosenberg y yo debemos hacerle unas cuantas preguntas –continuó hablando el oficial. 
  Diana asintió, sin saber por qué era incapaz de decir palabra alguna. Se sentó en la mesa esperando las preguntas, la habitación que le había parecido anteriormente acogedora y familiar, ahora era un lugar oscuro, desconocido y dominado por la tristeza.
  El sub oficial sacó de su bolsillo una pequeña libreta y un lápiz.
  –Tágata… –murmuró mientras comenzaba a escribir.
  –¿Usted estuvo con Sam Jones ayer alrededor de las 8:00 de la tarde? –comenzó el oficial hablando con voz monótona, como si esas preguntas le aburrieran.
  –Sí –se limitó a responder Diana con un suspiro.  
  –¿Y le mencionó en algún momento que saldría con alguien?  
  –No, él me dijo que se iría a casa. 
  –¿Mencionó en algún momento algún deseo de fugarse o dio la impresión de querer escapar de casa?
  –No –dijo Diana enojada sabiendo que Sam jamás haría algo así–. Claro que no.
  El sub oficial terminó de escribir y luego ambos policías se miraron antes de que Miller volviera a hablar. 
  –Ok, eso es todo, puede irse a casa señorita Tágata.  
  –¿Qué? ¿Solo eso? –preguntó ella atónita.
  –Sí, es suficiente.
  Derek entró en la habitación en ese momento.
  –Mi madre ya compró el boleto para venir –dijo sin referirse a nadie en específico–. Llegará pronto, no está muy lejos.
  Todos asintieron y un sonido salió del walkie-talkie que llevaba el policía en su cinturón. Diana intentó entender de que hablaban, pero el sonido de la voz era extraño y solo capto algunas palabras sueltas.
  –Malas noticias –dijo Miller cuando terminó su conversación.
  A pesar de la ligereza con que lo dijo el miedo invadió a Diana, haciendo que un espantoso escalofrió la recorriera de pies a cabeza, notó que lo mismo ocurría con Derek.
  –¿Qué ocurrió? –se atrevió a preguntar con voz muy baja.
  –Al parecer acaban de encontrar el auto del chico.
  –¿El auto? –exclamó Derek–. ¿Y qué hay de Sam? ¿Dónde está él?
  –No lo sabemos, aún no lo sabemos –trató de tranquilizarlo el oficial, pero sus palabras eran extremadamente vacías–. Acaban de ver un mini Cooper de color negro en la carretera cercana al bosque y la estación de bomberos, está aparentemente abandonado, ahora nosotros vamos a ir a ver. No hay de qué preocuparse, lo encontraremos en seguida.
  Luego de decir eso pidió a Derek que le abriera la puerta de calle.
  –También deberías irte a casa –le dijo Derek a Diana que respondió con un débil asentimiento.
  –Llámame esta vez sí ocurre algo– dijo antes de marcharse.
  Se sentía extrañamente vacía de emociones, su mente aún no asimilaba lo que acababa de ocurrir “Sam estaba desaparecido” Sentía esa frase flotando en el aire, lista para atacarla apenas ella se atreviera a bajar la guardia.
  Diana corrió, tal vez para huir de los recuerdo o de la realidad o quizás solo para huir.
   
  El día viernes la noticia de la desaparición de Sam se había difundido como pólvora, ya que los oficiales habían interrogado a cualquier persona que tuviera el más mínimo contacto con él. Derek no había aparecido por la escuela en todo el día, por lo que Diana era el centro de atención. La gente la miraba de forma extraña y luego murmuraban a sus amigos. Algunos incluso la señalaban con descaro. A ella esto la hacía sentir horriblemente mal, ya que le recordaba constantemente la desaparición de su amigo, incluso llegó a preguntarse si era su culpa, pero desecho esa idea de inmediato, ya que se dio cuenta de que era algo estúpido.
  A la hora de almuerzo vio que Tania y Dan se le acercaban.   
  –¿Cómo estás Diana? –preguntó ella con la preocupación grabada en el rostro. 
  Diana estaba harta de que le preguntaran eso, desde que había terminado con Alex la gente parecía pensar que en cualquier momento ella podía estallar. Aunque sinceramente también ella se sentía así. 
  –Bien –se limitó a decir sin mirar a su amiga a los ojos. “Bien” pensó amargamente, últimamente su definición de “Bien” era demasiado amplia.
  Tania se sentó a su lado y Dan la siguió sin hacer comentarios. 
  –No puedo creer que esto esté ocurriendo –murmuró Tania con un suspiro–. Nunca pensé que esto podría pasar a alguien que conociéramos tanto.   
  –Es verdad, nadie lo habría podido imaginar – respondió Diana encogiéndose, guardó silencio y luego añadió–. ¿Has sabido algo de Derek? Cuando yo lo vi se veía fatal.   
  –Creo que Katty fue a verlo esta mañana, antes de la escuela.  
  Diana asintió y rogó con todas sus fuerzas que Sam apareciera pronto.   
  Tania pareció leer su expresión.
  –Ya lo encontrarán– aseguró con una pequeña sonrisa.  
  Dan las observaba, seguía sin hablar, pero eso era normal en él. Diana pudo ver en su rostro que estaba preocupado por su novia.
  –Claro –respondió ella sin siquiera creerse a sí misma–. Nadie puede desaparecer así sin dejar rastro.  
  Entonces una idea horrible inundó sus pensamientos, Diana sintió el miedo y el dolor, y se prohibió a sí misma volver a imaginar algo así. Sam aparecería pronto, tenía que hacerlo, debía de tener alguna buena razón o por lo menos una explicación para no haber aparecido en estos últimos días.
  Tania suspiró y apoyó su cabeza en el hombro de Dan, él le acarició el alocado cabello distraídamente. 
  Diana no soportó más seguir allí, quería hacer algo, necesitaba hacer algo con urgencia. Pensó desesperadamente que tal vez podría seguir algún rastro del aroma de Sam, pero sabía muy bien lo mala que era para eso, en especial cuando se trataba de humanos. Diana se alejó a paso rápido. Ahora su vida era un completo desastre, se sintió más sola que nunca antes, primero Alex y ahora Sam ¿A quién más perdería?, Tal vez no fuera bueno que se encariñara mucho con la gente, tal vez debería encerrarse en una caja y no ver nunca más a nadie. Esa idea no la hizo sentir mejor. Se estremeció al pensar que se sentiría estar sola durante todo el resto de su vida.
  En ese momento un chico de un curso superior de cabello rizado y una chaqueta con colores brillantes pasó a su lado mirándola con los ojos muy abiertos. Diana corrió y se escondió bajo una escalera, se quedó allí, oculta, apoyada en la pared, espiando entre los peldaños hasta que el timbre sonó y se marchó a su clase.         
                                                                   
  Cuando llegó a su casa subió los peldaños de las escaleras de dos en dos, se encerró en su cuarto, se tapó con la colcha de su cama y cerró los ojos fuertemente tratando de dormir, pero sabía que era imposible conciliar el sueño con esos inquietantes pensamientos horribles rondando en su cabeza.
  Diana se dio vuelta inquieta, el día estaba tan oscuro que encendió la luz en su mesita de noche, vio su rostro sonriente que le devolvía la mirada junto al de Alex, lo observó por un buen rato, nunca se cansaba de mirarlo, el hecho de imaginar que aún estaba ahí, siendo feliz y despreocupada en la compañía de Alex y sin ningún problema, la hacía olvidar su desgracia por unos momentos.
  Cuando apartó la vista de ella la volvió a invadir la desesperación. “Va a estar bien” pensó eso un millón de veces “Va a estar bien”  hasta que casi se convenció de ello. 
  Recordó lo feliz que podía ser con Alex y lo rápido que había terminado todo solo por una estúpida guerra que ocurrió hace quien sabe cuánto tiempo…
  Finalmente sus ojos se cerraron y aunque pensó que era imposible durmió, pero eso no supuso un alivio, un presentimiento terrorífico la invadía incluso en sueños, y cuando despertó aún seguía ahí, solo un pensamiento nublaba su mente, algo muy malo estaba a punto de ocurrir y ese pensamiento continuaba mientras sentía como en su bolsillo su teléfono celular comenzaba a sonar. 

15 comentarios:

  1. Pobre sam ojalá que esta bien

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  2. Hay no pobresito, ¿donde estara?

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  3. Me he leído este capítulo y aunque me he confundido porque no he leído ninguno de los anteriores, me gustó y espero leerme esta historia desde el principio, gracias por compartirla, seguimos en contacto :D

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  4. Hola, me hice tu seguidora hace algunos días y decirte que ahora que he tenido unos minutos me he leido por encima tu historia y me parece genial, espero que cuando tenga un poco mas de tiempo poder mirarla a fondo!! tambien me gustaria saber como has conseguido la aplicacion que tienes arriba del todo, para cambiar de idioma el blog entero!! bueno aqui te dejo mi blog por si quieres pasarte y leer algo!!
    www.unaelegidaentremil.blogspot.com

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  5. *o* pobre sam! pero que paso
    dios dios
    me van a hacer morir de los nervios
    oie pero ojala no tenga nada que ver alex
    verdad que no? achhh no puedo esperar hasta el prox
    publiquen pronto plizzzzz
    besos chicas!!!

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  6. pobre sam, desaparecido, no me la creo despues d un momento q parecia feliz.... y la ultima llamada ¿quien sera?

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  7. O.O
    ¿Sam desaparecido? ¿Después de ese beso?

    Pero..pero T^T por dios que no se haya muerto ni nada.
    ¿Quien le llama? ¿Derek?

    Bueno chicas, publicad pronto.

    Un beso:)

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  8. Muchisimas gracias por la aplicacion!! Me ha venido muy bien, ya que tengo amigos fuera del pais que tenian ganas de leerse la historia y ahora pueden!!!
    Como te dije antes, tengo ganas del siguiente capitulo!!!
    Cuando tengas un ratillo pasate y sigueme!!
    gracias otra vez!!
    Bss

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  9. ¡¡¡Oh, por Dios!!! Pero qué tensión. ¿Qué es lo que le ha ocurrido a Sam? Ufff, creo que me voy a comer todas las uñas esperando el próximo capítulo.
    Un beso, guapa... y a ver si tengo un pelín más de tiempo para comentar; porque pasar por aquí lo hago más amenudo de lo que comento. (tengo varias cosas a la vez) Me gusta la historia y cómo la estás desarrollando.

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  10. Pero pero pero COMOO? QU LE HA PASADO A SAM? quiero saqber ya maas!!
    un beso chicas, pero no seais malas uy publicar pronto

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  11. pobre sam sera alex que le hiso algo
    me parece muy extraño
    las felicito
    espero el proximo
    ronimar...........

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  12. Lààh Nòòè Tààh CkòckèèTààh (Dè Mì Mèjòrcìthòòh)

    Asi Se Llama :|

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  13. que capi mas lleno de suspenso.. pero tengo que admitir que casi rei en la parte que le dicen a diana que es la madre de sam

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  14. Jaja, de alguna forma Diana salió un poco defectuosa como vampiresa >_<
    :O Primero el beso inesperado, luego que sí fue bien correspondido y hasta salió que la hizo sentir feliz. Y por último éste desaparece u.u ¡Quiero leer más! pero lo haré en la mañana, por hoy intentaré dormir con el suspenso de saber más. En serio pienso que me gustaría un Alex para mí n.n jejeje :$

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