martes, 26 de julio de 2011

Capítulo veinte

   Hooooola !!! ojala les guste este capítulo, ya vamos en el número veinte!! :D
  Gracias por leernos.


La aparición
L

os próximos días fueron un tanto confusos, pero había algo que todos sabían, desde Diana hasta los inútiles policías y todas las personas de la escuela. Era que la muerte de Sam no había sido el resultado de ningún accidente o mera obra de la mala suerte. No, había sido algo mucho peor, y a pesar de que no había persona que no le produjera escalofríos pensarlo, era evidente que había sido un asesinato.
  Ante esto la policía parecía tan indiferente que Diana se enfurecía cada vez que los recordaba, aunque no le extrañaba, desde que la habían confundido con la “señora Jones” se había creado una imagen metal de ellos que probablemente no estaba nada equivocada.
 No había pistas, no había nada, la madre de Sam no había permitido que le hicieran ninguna clase de investigación al cuerpo de su hijo, pero a pesar de eso daba la impresión de que a los oficiales no les importara ni en lo más mínimo que un asesino estuviera suelto por ahí.
  Diana sabía muy bien que había algo extraño y no dejaba de atacarla la horrible impresión que estaba pasando por alto un detalle sumamente importante.
  La gente de la escuela continuaba murmurando al verla pasar, el hecho de que ahora Alex estuviera junto a ella en cada momento, la hacía sentir increíblemente mejor. Sin embargo eso no significaba que se sintiera bien.
  A veces por las noches se quedaba despierta tratando de descubrir el misterio que había ocurrido durante los últimos momentos de vida de su amigo, pero la idea le aterraba tanto que normalmente acababa teniendo pesadillas.
  Ese día miércoles, cuando Diana llegó a la escuela vio que Alex la estaba esperando en la puerta de entrada. Al verla le dirigió una pequeña sonrisa y se acercó a ella.
  –¿Cómo estás? –preguntó él y se inclinó para besarla como de costumbre–. Te ves cansada.
  –Así es –contestó Diana con un suspiro, anoche no había podido dormir bien nuevamente, miró a Alex y preguntó–. ¿Qué tal estás tú?
  –Yo estoy bien –respondió sin borrar en ningún momento la sonrisa, que a Diana tanto le gustaba, de su rostro. Estaba cien por ciento segura de que no ser por el no habría podido soportar tanta presión.
  Lo tomó de la mano y entraron juntos a la escuela. Los días anteriores ambos habían estado hablando mucho sobre sus vidas sobrenaturales, ella había descubierto un montón de cosas sobre los hombres lobo que nunca se había preguntado si quiera, por ejemplo por fin había entendido la razón por la cual Alex nunca había podido salir con ella los viernes. Su transformación de humano a hombre lobo y viceversa no tenía absolutamente nada que ver con la luna llena, según Alex le había explicado el día Lunes, cuando hablaban sentados junto al gimnasio de la escuela.  También había descubierto que los licántropos, al igual que los vampiros envejecían hasta cierta edad y luego mantenían ésta eternamente, eso fue realmente un gran alivio para Diana, ya que la sola idea de imaginar que ella se quedaría congelada en el tiempo mientras observaba impotente como Alex envejecía y moría la hacía estremecerse de terror.
  Ahora en clases de Matemáticas Alex se sentaba a su lado y Diana lamentaba no tener un profesor menos estricto, ya que el director, el señor Harrison continuaba haciéndoles sus aburridas clases desde que el señor Markt se había marchado de la escuela, después de tan solo un día de clases con ellos.
  –¿No crees que había algo extraño en el profesor Víctor Markt? –preguntó Diana a Alex en voz baja, aprovechando que el señor Harrison escribía algo en su libreta.
  –Tal vez –respondió Alex en un susurro haciendo girar el lápiz en sus manos, luego miró a Diana y sonrió–. Digo, ya sabes a lo que me refiero, vestía de forma ridícula.
  Diana rió tratando de no hacer ruido, le sorprendía que Alex también hubiera notado el aspecto de su profesor, pero se calló de golpe cuando el director se volteó y observó severamente para luego empezó a dictar las instrucciones del trabajo, Diana tomó su lápiz y comenzó a tomar apuntes lo más rápido que le era posible.
  Cuando el timbre del almuerzo sonó guardó sus cosas y se puso el abrigo verde que había en el respaldo de su silla, ya que aunque el día no estaba tan frío corría un viento fuerte y muy helado.
  Salieron por la puerta y una gran ráfaga de viento golpeó a Diana en la cara haciendo que su cabello se despeinara completamente.
  Trató de arreglarlo con las manos, pero sólo consiguió que Alex se riera de su patético esfuerzo, y no lo culpaba, tenía absolutamente todo su cabello en la cara. 
  –Voy a los lavabos a arreglar esto –le dijo Diana a Alex que aun no dejaba de sonreír–. Espérame aquí. 
  Asintió y ella se alejó de él en dirección al baño, pero cuando llegó allí la señora del aseo le explicó que los estaban limpiando, por lo que debería ir a los del segundo piso.
  En las horas libres, en especial en la del almuerzo, el segundo piso se encontraba desierto, al igual que el cuarto de baño que se hallaban ahí.
  Diana entró, se miró al espejo e intentó ordenar con los dedos el desastre de su cabello. Entonces pudo ver que junto a su reflejo había el de otra persona un poco más atrás de ella. Después de conocerlos hace años, Diana pensaba que era perfectamente capaz de diferenciar a Sam y Derek, pero era obvio que se equivocaba porque si no hubiera asistido a su funeral hace nada más tres días, habría jurado que la persona que se encontraba detrás de ella era Sam. Pero debía de ser Derek, eso estaba claro, sólo que no entendía que hacía Derek ahí si él no había venido a la escuela ningún día de la semana.
  –¿Derek? –preguntó Diana con un hilo de voz sin  despegar la vista de la persona reflejada, luego se volteó lentamente, pero ahí no había nadie. El baño seguía tan vacio y silencioso como de costumbre.
  Pudo sentir como su cuerpo se helaba aun más de lo normal y se ponía tan rígido como un muro de concreto. Volvió la vista al espejo, sin saber que esperaba ver exactamente, pero éste estaba vacío a excepción de su propio reflejo que le devolvía una mirada aterrorizada, con unos ojos ahora increíblemente claros.
  Dio un salto cuando notó que algo muy frio se deslizaba por su brazo y la traspasaba hasta su interior, intentó sacudirse y retrocedió unos pasos mirando hacía todas las direcciones, pero no se veía nada. El frio continuaba ahí y escalaba hasta llegar a su hombro, sentía su peso como si una persona estuviera apoyada en él.
  Diana quería correr y estaba a punto de hacerlo, pero el recuerdo de la figura que había visto en el espejo le decía que no lo hiciese.
  –¿Sam?... –inquirió con un murmullo casi imperceptible.
  Sintió un frio aliento golpeando contra su oído, seguido de un murmullo.
  –Él fue... –la voz era baja, muy baja, pero se escuchaba a la perfección–. Víctor Mark… él es.
  El peso se esfumó de su hombro mucho más rápido de lo que había llegado, pero lo dejo frio. Las rodillas comenzaron a temblarle y sin hacer nada más, salió huyendo lo antes posible. Bajó las escaleras de tres saltos, aun no entendía nada de lo que había pasado, pero su mente ordenaba todo a casa paso que daba. Víctor  Mark… 
  Giró a la derecha y vio que Alex la seguía esperando justo fuera del aula de Matemáticas.
  Él alzó la vista, su expresión fue de sorpresa y confusión cuando vio como Diana corría hacia él dominada por el pánico.
  Ella llegó junto a Alex y se arrojó a sus brazos.
  –¿Qué ocurrió? –dijo él con un timbre de terror en la voz.
  –Sam –fue lo único que logró articular Diana con un hilo de voz.
  –Sí, sé que es difícil –murmuró Alex confundido, tal vez pensando que a Diana la había embargado otro ataque de melancolía por su amigo, como ya había ocurrido algunas veces antes.
  –¡No! –exclamó Diana con impotencia, no sabía cómo describir lo que acababa de ocurrir en los lavabos–. El señor Mark… –balbuceó al tiempo que se percataba de que estaban a mitad de el patio de la escuela y que a un par de metros de ella una chica de cabello corto y gafas, los observaba con expresión desconcertada. Obviamente ese no era precisamente el lugar más adecuado para tener esa conversación. Observó a Alex y se dio cuenta de lo que acababa de decir, simplemente lo había confundido el triple que antes–. Acompáñame, te lo explicaré bien –dijo bajando la voz lo suficiente como para que solo él fuera capaz de oírla.
  Lo tomó suavemente de la mano y lo dirigió hasta un rincón más apartado, donde no pudieran oírlos los curiosos.
  Tan pronto como llegaron Alex preguntó:
  –¿Qué es lo que está pasando?
  –El señor Markt –jadeó Diana sintiendo como un escalofrío le recorría la espalda, recordó la voz de Sam susurrándole al oído y tardó unos segundos antes de poder volver a hablar –Es un vampiro… él lo mato.
  De eso estaba segura, sin duda era un vampiro, lo que no comprendía era sí lo había sabido siempre o sólo después de lo ocurrido en el segundo piso.
  Alex la miró perplejo, sin llegar a comprender, después de todo lo único que él sabía era que Diana había ido a peinarse.
  –¿Cómo es posible que sepas eso?
  –Sam me lo dijo, Alex, lo vi, él estaba allí, en el baño. 
  Diana dijo eso rápidamente juntando las palabras unas con otras, ella pensó que debería oírse como una verdadera chiflada.
  Sin embargo la mirada que le devolvió Alex no mostraba escepticismo sólo seriedad al igual que su voz.
  –¿Cómo fue lo que viste en el baño? –preguntó– Dime exactamente lo que paso.
  Diana suspiró pensando por donde comenzar, intentó ordenar las ideas de su mente.
  –Estaba en los lavabos, en los del segundo piso y vi el reflejo de Sam claramente en el espejo –explicó Diana recordando lo ocurrido–. Pensé que podría ser Derek, pero cuando me volteo no había nadie, entonces… –hizo una pausa antes de seguir con su relato–. Entonces en ese momento él me habló, me susurró… el nombre de Víctor Markt… ¡Yo sabía que había algo extraño en ese tipo Alex, te lo dije hoy!
  Él asintió mientras recordaba el comentario de Diana cuando estaban en Matemáticas.
  –Pero eso no tiene sentido, ¿Por qué entraría a trabajar a una escuela sí venía a la ciudad a matar?
  Diana lo pensó un momento, sabía que eso encajaba de alguna manera, hace tiempo que tenía esa sensación, pero ella no lo notaba, miró a su alrededor como si fuera a encontrar la respuesta caminando por el patio de la escuela y entonces cayó en cuenta de algo.
  –Por la OCCAP.
  –¿Qué? –se extrañó su novio.
  Diana lo observó, sabía que Alex conocía la existencia de la OCCAP y su verdadero propósito en la ciudad, ella misma se lo había explicado cuando surgieron dudas de la forma de alimentación de Diana.
  –La OCCAP, Alex, ellos nunca dejarían entrar a un vampiro incivilizado a la ciudad –le explicó mientras se daba cuenta de cómo iba tomando forma, después de todo eran cosas que ella siempre había sabido, sólo necesitaba una señal para relacionarlas, la señal de Sam–. Pero sí Víctor Markt se disfrazaba de un vampiro con buenas intenciones, que solo quería enseñar a la juventud y esas cosas, ellos no se harían ningún problema. Por eso sólo permaneció un día aquí.
 Diana miró a Alex en busca de su apoyó, sus miradas se encontraron y entonces dijo:
  –Te creo Diana –Ella lo abrazó brevemente antes de que pudiera continuar–. Pero no sé qué podemos hacer nosotros al respecto.
  –Tenemos que encontrarlo, Alex –exclamó Diana con decisión, era lo único que podía hacer en honor a Sam; encontrar a su asesino y vengar su muerte, costara lo que costara.
  –No podemos hacer eso Diana, si se ha alimentado de sangre humana, es mucho más fuerte que tú y más fuerte que yo si estoy como humano.
  –No me importa –exclamó Diana con furia, no iba a permitir que Alex le acobardara con su lógica–. Él mató a Sam.
  La observó con gran nerviosismo durante unos momentos, buscando rápidamente una idea para poder solucionar todo este problema. Diana lo miró expectante al tiempo que el viento soplaba y la despeinaba nuevamente, esta vez no le importó, solo quería saber la respuesta de Alex.
  –Podemos seguirlo –dijo al fin–. Pero no hoy, hay que esperar al viernes y tú –explicó señalando a Diana con la mano–. No puedes ir.
  –No podemos esperar tanto, en este mismo momento podría estar a kilómetros de aquí, incluso si se alimento de un humano, no durara mucho más en volver a estar sediento, puede marcharse a otra ciudad… o atacar a otra persona –protestó ella con desesperación y luego añadió cruzándose de brazos–. Además yo quiero ir.
  Se sintió como una niña peleando con su padre para ir a una fiesta, solo que esto era infinitamente más importante. Sin embargo Alex no parecía ni cerca de llegar si quiera a un acuerdo.
  –Es imposible que vayamos hoy Diana, estamos en desventaja y tú puedes resultar herida.
  “Resultar herida”, Alex siempre se defendía con ese misma estupidez, ella ya le había dejado bien en claro que eso era irrelevante, pero él seguía insistiendo.
  –Tú siempre tienes miedo, Alex.
  Él pestañeó un par de veces, sorprendido por lo que ella acababa de decir, era obvio que no se lo esperaba. Diana pensó que se enojaría, pero cuando respondió su voz era calmada, pero igual de decidida que antes.
  –Sabes que sí algo te pasara, yo no sería capaz de perdonármelo.
  También eso le sonaba conocido, el eco de esas mismas palabras le trajo el vivido recuerdo del baile.
  –Yo no me perdonaría si ese tipo sigue suelto por ahí matando inocentes.
  Esta vez Alex no fue paciente.
  –No Diana, simplemente tú no vas a ir.
  Estaba a punto de responderle, pero se quedó callada. Acababa de decidir que iba a ir hoy, con o sin Alex y era mejor que él no se enterara. Se sintió complacida por su idea, ya que era algo simple y rápido, sólo necesitaba la oportunidad para huir al fin de clases.
  Fulminó a Alex con la mirada, pero no volvieron a hablar más del tema. Ella necesitaba concentrarse para hacer bien su plan.

13 comentarios:

  1. Hola! Lamento no haberles dejado comentarios en los capítulos anteriores, pero estaba corta de tiempo.
    Me ha gustado mucho el capítulo, bastante interesante, me ha dejado con ganas de más ;)
    Publiquen pronto, porfa, y cuídense

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  2. Guau!, k super mega interesante se está poniendo la cosa!!!, k fuerte lo de la apareción de Sam... me pasa a mi eso y me muero de la impresión!, jajaja.

    Y ahora esta niña loca va a ir sóla a x el profesor vampiro chiflado y asesino... es k no se dá cuenta k Alex tiene razón?. Veremos a ver en k lío se mete, jejeje.

    Gracias chicas por compartir esta bellísima historia!, y gracias x avisar!!

    Un besazo!!!, muak!!!

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  3. Muy buen capitulo, con mucho suspenso. Les mando un beso y les deseo un lindo lindo

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  4. me encantó el cap ya quiero leer el otro

    publiquen pronto

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  5. Diana esta loca si va a ir sola, creo q alex tiene toda la razón en que no es el momento, pero deberían estar juntos... sam ahora es un fantasma?? q bueno q pudo comunicarse con diana... me gusto el cap mucho... besos!!!

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  6. Aayyy me tengo que poner al día!!! Espero con ansias el siguiente, aunque llevo retraso de varios. Muchos besicos

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  7. Ow, ¿que va a ir sola? A esta chica se le va la cabeza. ¡Alex, tienes que darte cuenta!

    Publicad pronto chicas.
    Besos!

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  8. ronimar..............
    buen capitulo no me esperaba lo del profesor,
    por eso me gusta mucho la historia, cada vez se pone mejor
    espero publiquen pronto gracias

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  9. Los profesores de matemática siempre son algo raros y dan miedo pero por lo menos me alegra que Diana y Alex estén juntos <3¡¡¡¡¡
    Jean b.

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  10. Muy lindooo!!! Awww ya quiero saber como lo lograra!!! Besitos linda sigue asi!!! te espero por mi blog!! :)

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  11. estuvo hermoso me encanto al fin saben la verdad pero sera cierto??? quiero saber mas !!! fabuloso me encanta tu historia!!!

    cariños♥♥♥

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  12. O_O Ese Aleeex... yo haría lo mismo que Diana!!!
    Menudo bicho el Mark ese.

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  13. Ya no sé a quién apoyar, si a Diana o a Alex. Entiendo el punto de vista de él, y es muy tierno y lógico de su parte, pero también creo ese Markt debe pagar. Aunque tampoco es muy inteligente de parte de Diana ir sola pero pues ya que Alex no le deja otra opción.... Sólo espero que por el bien de Alex, no se cumpla su miedo.

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